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José Vilas Nogueira

La desgracia nunca viene sola

El líder del Partido Popular no gana para rotos y descosidos. La mayor parte de las veces se los busca él mismo, pero incluso cuando actúa prudentemente le sobrevienen por algún arte maléfico.

"Cuando llega, lo hace a batallones", creo que escribió William Shakespeare. Si no lo hubiese escrito el dramaturgo inglés, podría decirlo Mariano Rajoy. Resulta que tanto dispendio y tanto esfuerzo empleados en la candidatura de Madrid para los Juegos Olímpicos de 2016 no han servido para nada. Algunas personas de gustos elitistas y devotas del interés público se han felicitado por el fracaso, pues si muchos fueron los esfuerzos y los dispendios gastados, muchísimos más habría que añadir si la candidatura no hubiese naufragado en las frías aguas que bañan la sirenita. ¿Reputo yo, por ventura, que Rajoy no sea persona de élite, despreocupada por la cosa pública? No, líbreme Dios de hacer juicio tan temerario. Digo lo que digo por razón bien diferente: con el fracaso de la candidatura olímpica de Madrid, y es el segundo consecutivo, ¿quién retendrá a Ruiz-Gallardón en la Alcaldía? También en este caso, las gentes preocupadas por la salud económica de los madrileños celebrarán tal expectativa, pero claro a ellos no va a desplazarlos don Alberto de sus cargos y oficios, mientras que el señor de Pontevedra y registrador de Santa Pola necesitará más que una compañía de la Guardia Civil para resistir el asalto.

Y es que el líder del Partido Popular no gana para rotos y descosidos. La mayor parte de las veces se los busca él mismo, pero incluso cuando actúa prudentemente le sobrevienen por algún arte maléfico. A veces quiere conjurarlos hablando por persona interpuesta, mayormente la señora Cospedal, pero a esta buena señora, fuera de su patrón y de cuatro genoveses, nadie la respeta en las filas populares. La mujer, voluntariosa, advirtió a Basagoiti, el líder de las mesnadas vascas, contra la renovación del concierto económico, mirífico instrumento hacendístico por el cual los españoles no vascos hemos de sufragar el importe de los servicios que el Estado presta en aquel territorio y, además, darles dineros extras, justa compensación a la satisfacción que debe embargarnos por contribuir al progreso de aquellas provincias. Basagoiti, naturalmente, hecho una hidra, mandó al cuerno a la secretaria general. Rajoy, claro, no dijo nada...

Y ya que estamos en el País Vasco, los socialistas de aquellos territorios han estado atareados en un congreso del partido, que culminó con la ratificación de Pachi López como secretario general. Y allá se fueron José Blanco y Leire Pajín, en representación de Ferraz, para advertir lo malos y poco de fiar que son las gentes del Partido Popular. Encima de que están apoyando el Gobierno del tal López, los insultan. No creo que Rajoy diga nada...

La señora Cospedal también exigió a Camps que pusiese orden en el Partido Popular de la Comunidad Valenciana, enredado en las sinuosidades del caso Gürtel. Como en el caso del País Vasco, en el entorno del presidente de la Generalidad Valenciana llovieron las críticas y los denuestos sobre la Cospedal, de quien sabemos no es virgen, pero me temo sea mártir. Rajoy no dijo nada... pero comió en Alarcón con Camps. Si resuelve así todas sus desgracias, espero que cuide su dieta. Por menos otros sufrieron letal infarto, y Don Mariano dejaría viuda y dos hijos todavía pequeños.

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