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Mónica Mullor

Los españoles vuelven a América

Es a ese Chile donde no hay derechos sin exigencias y se potencia el espíritu emprendedor al que están acudiendo cada vez más españoles, sí.

Ha sido interesante dejar España por unas semanas. También su crisis, sus constantes escándalos de corrupción, las huelgas, esa eterna búsqueda de culpables, como Angela Merkel, para no enfrentar los profundos males que la aquejan.

Estuve en Chile, país que, como dirían los propios chilenos, está en otra. Allí a nadie le preocupa la prima de riesgo ni se oye la palabra rescate. Al contrario de España, Chile crecerá en 2013 a un ritmo del 5%; la tasa de desempleo allí es del 6,6%, en más del 90% de los hogares no hay desocupados y la participación laboral de los mayores de 14 años ronda el 60%. Así las cosas, Chile es un país que funciona, que destaca por sus bajos índices de corrupción y por la calidad de sus instituciones. Por todo ello, siguen llegando inversionistas extranjeros, atraídos por el crecimiento económico y la estabilidad política, y de la mano llegan también inmigrantes en busca de un trabajo mejor o simplemente de un trabajo: peruanos, ecuatorianos, argentinos y bolivianos y, en los últimos dos años, también españoles.

En el caso de la inmigración española, la explicación es simple si contrastamos los datos: el desempleo en España supera el 25% (5,8 millones personas están en paro), uno de cada dos jóvenes no tiene trabajo (52,34%) y 1,7 millones de hogares tiene a todos sus miembros en paro.

En Chile pude apreciar que los chilenos dan un gran valor al trabajo y al esfuerzo. Bien poco esperan del Estado. Hablan de una sociedad de oportunidades más que de una sociedad igualitaria; algunos hasta llegan a desconfiar de aquellos políticos que con bonos/subsidios pretenden atraer su simpatía. Tienen conciencia de que todo cuesta, porque ni la universidad ni el sistema sanitario son gratuitos, y el subsidio de paro tiene una duración máxima de tres meses. Por ello no es de extrañar que, por ejemplo, un siquiatra, además, sea emprendedor en el rubro de las propiedades de alquiler, o que un trabajador deje su empleo y opte por desarrollar su proyecto empresarial.

Es a ese Chile donde no hay derechos sin exigencias y se potencia el espíritu emprendedor al que están acudiendo cada vez más españoles, sí. En ese país tendrán que esforzarse más, estudiar más, innovar más, responsabilizarse más.

Es de esperar que los españoles que emigran a Chile recuperen la esperanza y asuman ciertos valores olvidados en Europa a causa de la dañina ilusión populista creada por los Estados del Bienestar, de una concepción falsa del progreso y el bienestar como cosas conquistadas de una tacada y para siempre. 

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