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Pedro de Tena

La izquierda, UGT y Cifuentes

Si es para beneficiar a la izquierda todo está permitido y todo es todo.

"Ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser imbécil: ambas, en efecto, son formas de la hemipleji­a moral". Lo dijo Ortega como es bien sabido. La clave está en el verbo "ser" porque si se es de izquierda o derecha, es que la política ha logrado habitar en el alma de quien así­ se siente. Las democracias sensatas son aquellas en las que una cualificada parte de la ciudadanía no es ni de izquierdas ni de derechas y altera su voto en uno u otro sentido, en función de su experiencia, de la eficacia de los equipos gobernantes o de la necesidad de compensar algunas medidas con otras. Y por eso, los gobiernos cambian, hay alternancia política y es posible la convivencia. Dicho en clave orteguiana, el futuro de la democracia depende de que una parte decisiva de ciudadanos no caiga en esa forma de la imbecilidad que es ser de izquierdas o derechas.

Pero la actual izquierda española, además de su tradicional hemiplejia, ampara la derivación facciosa que sufre, además, la anestesia moral respecto a los valores sucintamente democráticos, generales y necesarios para una convivencia civil en libertad. Dicho con claridad, si es para beneficiar a la izquierda todo está permitido y todo es todo. Viene esto a cuento porque he podido oir en el programa de Luis del Pino algunos de los mensajes colocados en las redes sociales por quienes se consideran de izquierdas sobre Cristina Cifuentes. No divagaré. En resumen, se le desea la muerte. Bajo la forma de ironí­a, chiste, improperio o insulto, lo que viene a decirse es que para la sociedad española es mejor que Cifuentes esté muerta antes que viva. Pero, ¿qué ha hecho Cifuentes? ¿Cuál es su grave pecado? ¿Cuál su crimen? ¿Acaso ha organizado una banda de asesinos para exterminar al adversario político? No. ¿Acaso ha robado a manos llenas el dinero de los pobres? No. ¿Acaso ha incumplido las leyes vigentes? No. Nada de eso, por Dios. Sencillamente, es una persona perteneciente a la derecha liberal y ha defendido y defiende que ningún ciudadano pueda imponer a otro por la fuerza sus ideas y creencias.

Sin embargo, esta misma facción de la izquierda es la que guarda silencio absoluto, pasmoso, escandaloso y vil sobre el saqueo organizado por UGT de Andalucí­a -y ya salta alguna otra liebre en Baleares -, de los fondos públicos andaluces, españoles y europeos que tienen como objetivo principal ayudar a los parados. No es un hecho, ni dos, ni tres, ni diez. Es una tupida tela de araña tejida en torno a una oligarquía sindical la que aporta indicios y pruebas contundentes de que los gastos habituales y corrientes, desde comidas a la organización de congresos, de la organización sindical UGT han sido pagados por los fondos sociales y subvenciones destinados al desempleo y a la formación previo falseamiento sistemático de muchas facturas.



¿Acaso Cristina Cifuentes ha cargado comidas liberales a las subvenciones destinadas a los parados madrileños o españoles? ¿Acaso ha falseado facturas para que sus gastos personales o polí­ticos hayan sido cargados a subvenciones sociales? No, en absoluto. Pero ha sido una lástima para esta izquierda anestesiada y deforme que el accidente de moto no se haya llevado por delante a Cifuentes. La hemiplejia moral de derecha o izquierda es una forma de ser imbécil. Pero la anestesia moral de esta facción de lzquierda supera la tontería para alcanzar la maldad.

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