¿Roberto Lavagna? Parece que al Ministro argentino de Economía Roberto le ha funcionado bien el bajo perfil. Hoy por hoy es la nueva estrella de la política argentina. Esta semana se ha reunido en más de una oportunidad con el candidato justicialista Néstor Kirchner. Y ya se rumorea (no sin razón) que, con él, se podría completar la fórmula del duhaldismo. Queda mal que lo diga, ya lo sé, pero había pensado hace un tiempo en esta combinación que, creo, puede resultar ganadora.
Lavgana, un economista de 61 años, siempre ha estado cerca del poder, aunque calladamente, salvo en el largo período menemista, oportunidad en la cual se mostró contrario al sistema que establecía la paridad entre el peso y el dólar. Pero baste recordar que ocupó un cargo no menor en el tercer gobierno de Perón (entre 1973/74), cesando cuando aquél murió. Peronista, sí, pero con buenas relaciones con todo el mundo, fue convocado, en 1983, por el entonces presidente Raúl Alfonsín, y no dudó en integrarse al equipo económico de éste. Luego vino el menemismo, se mantuvo al margen con un cargo técnico en Bruselas, y cuando Duhualde le confió, no hace mucho, en el peor momento de la Argentina, el ministerio de Economía, asumió sin titubeos y se ha movido con flexibilidad (“no hay que tener un sí fácil con el FMI”, dicen que dice), y, actualmente, tras abrir el tristemente famoso “corralito” de Cavallo y luego de anunciar que en mayo abrirá el “corralón”, ha crecido muchísimo su prestigio. Su estrella vuela alto. Por lo cual pensar en él como vice de Kirchner (quien ha pasado a liderar las encuestas de intención de votos, seguido por Menem y Rodríguez Sáa, en ese orden) para las elecciones del venidero 27 de abril, es una apuesta (casi) sobre seguro.
En Uruguay se realizará, también en abril, la esperada subasta internacional de acciones de las sociedades anónimas interesadas en gestionar, por 20 años, el Aeropuerto Internacional de Carrasco. La postergación (la decisión se iba a adoptar el 26 de febrero) se ha tomado a pedido de dos grupos de singular importancia como son las empresas “Aeropuertos” de Chile y “Hochtef” de Alemania. Se sabe que entre los interesados se encuentra un grupo integrado con capitales uruguayos. ¿De qué se trata? De conceder por dos décadas la terminal aérea más importante del Uruguay a una empresa que deberá encargarse de la carga, free shops y terminales de pasajeros. El precio base de la subasta será de 15 millones de dólares americanos. Los concesionarios deberán realizar refacciones en la pista principal y construir un edificio de pasajeros. En este sentido se ha estimado que la inversión a realizarse ronda los 90 millones de dólares. En cuanto al canon anual a pagar, será de 2,5 millones de dólares. Uruguay ha tenido importante experiencia con estas subastas internacionales. (Por cierto, y dicho sea entre paréntesis, lo que mejor funciona aquí, mostrando avances asombrosos, es el puerto de Montevideo, privatizado en 1992 por el gobierno del presidente Lacalle).
En Brasil ha comenzado a deliberar una comisión en la cámara de Diputados: busca analizar la posibilidad de llevar adelante mecanismos para fiscalizar la televisión abierta. Sí. Se buscaría crear un órgano (Consejo de Acompanhamento da Midia) cuyo cometido sería el de analizar los programas de televisión para identificar en ellos los aspectos sexuales y de explotación de la miseria humana, y quitarlos, claro está. O sea, poner frenos a los medios de comunicación de TV para proteger a la sociedad ante semejantes excesos. Dicho de otra manera, una comisión para administrar la sensibilidad de los demás. ¿No es la autorregulación, para poner un ejemplo, un mecanismo menos peligroso? Las tutelas de los programas de TV pueden, sin duda, causar daños mayores que los que se pretende reparar en estos tiempos democráticos que tanto ha costado conquistar a los brasileños. El debate se ha instalado allí, afortunadamente, porque nunca se sabe bien dónde hasta dónde llega “generosidad” de los preceptores. Ya veremos.
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