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Víctor Llano

Eusebio Leal en Madrid

Mientras millones de cubanos se mueren de hambre, Eusebio Leal pasea por Madrid hablando por un teléfono móvil y luciendo una capa española. A juicio de María Asunción Ansorena, directora de Casa de América, el destacado miembro de la Asamblea Nacional del Poder Popular, “es el referente obligado cuando alguien pretende saber lo que los cubanos quieren que sea La Habana”. Por desgracia, aquí recibimos a los verdugos y despreciamos a las víctimas. ¿Con cuántos cubanos ha hablado la señora Ansorena para decir que Leal es un referente para ellos? ¿Por qué con el dinero de todos se invita a un personaje como este, que en el mejor de los casos tendría que ser juzgado por su complicidad con la más execrable tiranía que existe hoy en Iberoamérica?

Según la directora de Casa de América, fue la propia embajadora de Cuba en España quien le sugirió que invitase al historiador castrista para disertar sobre la figura de Martí. La señora Ansorena no puede ignorar que en Europa existen decenas de cubanos expertos en la obra del escritor y patriota, a los cuales nadie puede acusar de cómplices de la barbarie. Muy mal andamos si Casa de América no encuentra un cubano más presentable que un destacado miembro de un régimen que fusiló a cientos de españoles. No nos podemos quejar de que en Cuba encuentren refugio decenas de etarras, cuando en España agasajamos a individuos como el que nos ocupa. Sin mucho éxito, intentamos entrevistarle.

Pregunta: ¿Qué puede decirnos del Proyecto Varela?

Eusebio Leal: Bueno... yo pienso que eso es una proposición que no obliga a la Asamblea Nacional a tenerla en cuenta, porque en ningún país del mundo, un grupo político, o un grupo de personas puede solicitar una modificación constitucional por sólo su voluntad, aunque reúna diez o mil firmas. Cualquier reforma de la Constitución en nuestro país tiene que hacerse sobre la base de un plebiscito.

P: ¿Cuántos presos políticos hay en Cuba?

E. L.: No lo sé, porque no me dedico a sacar esa cuenta.

P: ¿A qué se dedica?

E. L.: Yo me dedico a lo que usted me escuchó.

P: Como miembro de la Asamblea Nacional del Poder Popular, ¿en qué consiste su trabajo?

E. L.: Bueno... yo soy diputado electo por mi circunscripción que es La Habana Vieja.

P: Le repito la pregunta, ¿en qué consiste su trabajo?

E. L. : Mi trabajo resulta en mi caso la restauración del centro histórico, que es mi oficio.

P: En la Asamblea Nacional usted no hace otra cosa.

E. L.: No, yo hago todo lo que pueda, todo lo que tenga que hacerse en una cámara de diputados, discuto todas las leyes...

P: Sin embargo, no puede decirnos cuántos presos políticos hay en Cuba.

E. L.: ¿Usted me puede decir cuántos hay aquí?

Sí, se puede decir, ninguno. El restaurador de La Habana Vieja sabe que en España no existen presos políticos, pero se puso muy nervioso y terminó la entrevista cuando en presencia de la embajadora de Castro le preguntamos por los que había en Cuba. Algo tenía que decir si no quería perder el favor del tirano. Hoy debe estar seriamente preocupado. No estuvo a la altura de lo que sus amos esperan de él y no fue capaz de negar que en Cuba existen centenares de presos políticos, realidad que jamás ha admitido su Máximo Líder.

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