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Victoria Llopis

Gracias, gracias, gracias

Los parámetros ideológicos en que se mueve su partido son muy simples. Todo se reduce a varias dicotomías: buenos-malos, pasado-futuro, mirada positiva-miedo.

Lo que da de sí una campaña electoral. La señora De la Vega ha tenido a bien presentarse en un instituto de secundaria en un pueblo de Valencia y nos ha permitido conocer que los parámetros ideológicos en que se mueve su partido son muy simples. Todo se reduce a varias dicotomías: buenos-malos, pasado-futuro, mirada positiva-miedo. Así, les ha dicho a los chicos que existen dos Españas, representadas por dos modelos muy diferentes: "el modelo que representa el presidente de izquierdas, de centro-izquierda, que mira para el futuro, que tiene la mirada positiva, que es optimista, que cree en la gente, que cree en los ciudadanos, que cree en los jóvenes, que cree en las mujeres". Y que el "otro modelo, que representa Rajoy, es el modelo del miedo, de introducir miedo con todo, desconfianza y que mira más al pasado que al futuro".

Es normal: con el nivel intelectual de la población escolar española que refleja el último informe PISA, si le hubiera dado más nivel a la clase no hubiera conseguido hacerse entender por los chicos. Así les puede valer para situarse.

Se preguntarán si es normal que una candidata electoral haga campaña entre menores que no pueden votar, en lugar de dar su speech a sus padres... si se dejan. La pregunta es buena, porque a continuación nos preguntamos si los padres de esos chicos fueron advertidos de que iban a disfrutar de esa lección magistral y dieron su consentimiento a semejante "acto electoral" en horario escolar.

Y nos seguimos preguntando si los padres de los chicos agraciados con la clase magistral de la señora De la Vega están conformes con los silogismos maniqueos de tan ilustre profesora accidental. Porque a lo mejor a alguno le ha entrado ganas de ir al Juzgado de Guardia más próximo por una elemental cuestión: manipular de esa manera tan burda a unos menores indefensos resulta bastante repugnante. Seguro que está tipificado en algún Código. Y si no lo está, debería.

Pero no obstante, la lección magistral ha sido provechosa. En el día en que todos los amantes de la libertad y el Derecho celebramos la sentencia del TSJA sobre la objeción de conciencia a Educación para la Ciudadanía, este acto insólito ha sido útil en la medida en que ha escenificado en primera persona qué clase de gente es ésta, que pretende decir en qué "valores" se tienen que educar nuestros hijos. Si esto es "educación para la ciudadanía responsable", que venga el Consejo de Europa y lo vea.

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