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Robert Bottome y Norka Parra

Un tratado ensamblado con petrodólares

Por el momento, este TCP entre Bolivia, Cuba y Venezuela ya le ha servido a Bolivia para apuntalar el proceso de "nacionalización" de su industria de gas y a Castro para seguir consolidando su tiranía.

El Tratado Comercial de los Pueblos (TCP), suscrito a finales de abril por los mandatarios de Bolivia, Cuba y Venezuela, viene a consolidar aún más al proyecto bolivariano continental del presidente Hugo Chávez. En este tratado jugaron un rol primordial unos recursos petroleros que debían tener otro destino: el bienestar y progreso de los venezolanos.

Los detalles del TCP no fueron consultados a los poderes legislativos ni a los sectores privados de Bolivia y Venezuela. Sin embargo, desde Asunción, el 19 de abril, y luego desde La Habana, el 30 de abril, el presidente Chávez dejó entrever algunos puntos que sirven para hacerse una idea de los alcances y costos del tratado.

Primero, el TCP eliminaría por completo todos los aranceles en el comercio entre Bolivia, Cuba y Venezuela.

Segundo, Cuba y Venezuela comprarían el 100% de las exportaciones de soja de Bolivia, pero sería Venezuela el garante del pago total de estas exportaciones. Esto sugiere, por un lado, que Castro recibirá soja boliviana sin pagar un centavo y que se ampliará el subsidio al régimen cubano, el cual en 2005 alcanzó más de 3.500 millones de dólares y otros 1.200 millones durante el primer trimestre de 2006. Esto también ayuda a Evo Morales a neutralizar la fuerza opositora dura de Santa Cruz de la Sierra, importante región productora de soja.

Tercero, el TCP además establece que Bolivia exportaría un volumen no determinado de hoja de coca a Cuba y Venezuela. Es de presumir que Venezuela también garantizaría el pago de la exportación hacia ambos países.

Cuarto, Venezuela se compromete a cubrir el 100% de la demanda boliviana de diesel, además de que le otorga a Bolivia condiciones de pago preferenciales similares a las dadas a PetroCaribe. Incluso prevé hacer trueque con el suministro a Cuba y Venezuela de productos agrícolas, mineros e industriales, a cambio de la deuda petrolera de Bolivia con Venezuela. Amén del envío hacia Bolivia de las "tropas" de entrenadores deportivos, maestros, médicos y "asesores" agrícolas, industriales y en materia de energía desde Cuba y Venezuela, que sembrarán la revolución castro-chavista.

Y por último, bajo el TCP, Venezuela capitalizará dos fondos especiales por un total de 130 millones de dólares para ayudar a financiar proyectos de desarrollo económico y social en Bolivia.

Por el momento, este TCP entre Bolivia, Cuba y Venezuela ya le ha servido a Bolivia para apuntalar el proceso de "nacionalización" de su industria de gas y a Castro para seguir consolidando su tiranía. Mientras tanto, nuevamente la principal fuente de ingresos de Venezuela sirve a otros fines diferentes a los de generar salud, empleo y educación a los venezolanos.

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