Menú
Carlos Semprún Maura

Federico en la televisión francesa

El escándalo "sindical" en Francia es colosal, pero nadie se atreve con él. En India, las vacas son –o eran– sagradas; en Francia los sindicatos son vacas.

La semana pasada, no sé si obedeciendo a los "consejos" de Cebrián o a los de Bernard Kouchner, los medios galos hablaron de España más que nunca. Le Figaro dedicó su portada, su editorial y varios artículos a la defensa del Rey Juan Carlos I. Como siempre, lo hicieron en un tono paternalista y displicente. Para ellos seríamos una democracia frágil, novata y endeble, que necesitaría para sobrevivir de la imagen del Padre, con mayúsculas, y ese Padre sólo puede ser el Rey.

Más o menos lo mismo que Le Figaro, y en el mismo momento, dijeron otros periódicos y varias cadenas de televisión. Touche pas à mon pote, la consigna de SOS-Racisme, se convirtió en Touche pas á ton Roi ("No os metáis con vuestro rey"). Lo malo en estas interpretaciones políticas, seudo freudianas, es que no se han enterado de qué es lo que se critica cuando se critica al Rey, que es precisamente que no tiene imagen de nada, porque no hace nada y sólo se dedica a inaugurar crisantemos.

Evidentemente, junto a esa defensa republicana de Juan Carlos, para España, ese país troglodita que necesita un Padre, está la defensa del Gobierno zapaterista, tan apreciado en Francia por la derecha, la izquierda y la periferia, debido a nuestras tapas y a los matrimonios gays.

Como soy profundamente cavernícola, antes de escribir estas líneas pensé que lo que iba a decir era información inédita, olvidándome unos segundos de la globalización de la información, de Internet y de que, en Madrid como en las Batuecas, se ve la televisión francesa. Pero aun a sabiendas de que todos, o al menos muchos, estarán ya al corriente, diré que tuve la alegría de ver por primera vez a Federico Jiménez Losantos en las pantallas de la tele gala. Sabiendo de sobra cómo nos ven, no me extrañé cuando le presentaron como el portavoz oficial de la derecha católica más ultra. Estos franchutes no pueden comprender la tolerancia de "los obispos", que permiten emisiones como La Mañana o La Linterna donde, pese a lo que digan Cebrián, Pradera o Bernard-Henri Lévy, pongamos, lo que se dice no es la opinión oficial de la Iglesia. Federico expresa sus propias opiniones y es por eso que tiene tanto éxito y le odian tanto.

Se prevé una semana relativamente agitada en Francia: huelga de transporte el jueves, diversas manifestaciones contra las huellas de ADN para los inmigrantes y diversos escándalos político-financieros: Clearstream y De Villepin (todavía), EADS y unos cuantos más. Hay uno del que voy a decir dos cositas, por ahora: el señor Denis Gautier-Sauvagnac, presidente de la Unión de las Industrias Metalúrgicas, y responsable, en la patronal MEDEF, de las relaciones con los sindicatos, ha retirado en efectivo, en diversos bancos, 20 millones de euros, que han desaparecido. Según las últimas informaciones, no se los ha metido en el bolsillo, sino que los ha dedicado a mordidas de los sindicatos. El escándalo "sindical" en Francia es colosal, pero nadie se atreve con él. En India, las vacas son –o eran– sagradas; en Francia los sindicatos son vacas.

En Internacional

    0
    comentarios