LD (EFE) El acuerdo, que da marcha atrás a la decisión de cancelar el contrato anunciada recientemente, fue presentado por el propio canciller Gerhard Schroeder y abre un nuevo capítulo de una historia que ha abierto muchos interrogantes sobre las verdaderas capacidades de la tecnología alemana.
En el momento de cancelar el contrato, el ministro de Transportes, Manfred Stolpe, había dicho que los socios de Toll Collect, Daimler Chrysler y Telekom entre otros, habían tratado de imponer unas condiciones que hacía pensar que "ni siquiera ellos creían en la tecnología que pretendían vender".
No obstante, casi inmediatamente después de la cancelación del contrato, que se produjo tras repetidos retrasos en la introducción del sistema de peajes por problemas técnicos, el ministro de Economía, Wolfgang Clement, dijo que tenía la esperanza de que la industria alemana no se resignaría a "semejante vergüenza".
La reacción de Toll Collect le dio la razón en la medida en que, pese a la cancelación del contrato, el consorcio siguió trabajando para poner a punto el sistema, y responsables de la empresa dijeron públicamente que seguían considerando su obligación garantizar el cobro de peajes a partir del 1 de enero de 2005.
La esperanza de que ahora el sistema sí funcione, tras reiterados test fallidos, está en buena parte en una reforma de Toll Collect que redistribuye las responsabilidades entre Daimler Chrysler y Telekom y le da un papel más importante a Siemens en el desarrollo de los desarrollos de los sistemas de ordenador, sin que esta última empresa entre a ser socio del consorcio.
No obstante, aun en el caso de que el proyecto termine funcionando, hay problemas derivados de los retrasos. Los transportistas que hicieron inversiones millonarias para adaptarse al sistema no descartan pedir indemnización por los retrasos.