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La OCDE advierte a España ante de la pérdida de competitividad y el envejecimiento de la población

La OCDE considera que el vigor de la economía española continuará gracias a la demanda interna pero también a la recuperación en el resto de Europa y eleva su previsión de crecimiento para ese país al mismo nivel que la de la Comisión Europea: un 3,4 por ciento este año y un 3,2 por ciento en 2006. Sin embargo, también advierte de los problemas de pérdida de competitividad y los derivados a nivel presupuestario del envejecimiento de la población a largo plazo.

L D (Agencias) En su informe semestral de Perspectivas, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) augura la continuación de esa dinámica en 2007, con una progresión del Producto Interior Bruto (PIB) del 3,3 por ciento. En sus previsiones de otoño hechas públicas el pasado día 17, la Comisión Europea había corregido al alza sus cálculos sobre el aumento del PIB español del 2,7 por ciento para este año y del 3,4 por ciento en 2005 y del 3,2 por ciento en 2006 (el Gobierno augura una décima más).

Los cálculos de la OCDE del crecimiento en España superan con diferencia el previsto para la zona euro, que la institución cifra en un 1,4 por ciento para este año, un 2,1 por ciento en 2006 y un 2,2 por ciento en 2007. Sin embargo, la OCDE alerta del incremento del déficit por cuenta corriente a un nivel "sin precedentes" en España y que subirá al 10% del PIB en 2007, a causa de un saldo muy negativo en la balanza comercial que cifra en un 1,5% del PIB este año, un 1,2% en 2006 y un 1,3% en 2007.

Esa contribución negativa del comercio exterior al crecimiento –por un tirón de las importaciones no compensado por ventas al extranjero– podría atenuarse algo debido a una ralentización del consumo y de la inversión en la construcción hasta mediados de 2006, unida a una aceleración de las exportaciones, al calor de una mejora de la coyuntura en otros países europeos, indica. En todo caso, la OCDE señala que el principal riesgo que amenaza el optimismo de sus cálculos sobre España viene a corto plazo de que la recuperación en los otros países de la zona euro no se confirme.

Otra amenaza es que continúe el deterioro de la competitividad española respecto al extranjero en el caso de que no se ralenticen la expansión del consumo y de las inversiones en la construcción, con un repunte de la inflación que acarrearía una reducción todavía mayor de los tipos de interés reales. El conocido como el "Club de los países desarrollados" constata que hasta ahora la moderación salarial ha favorecido el aumento del empleo y ha permitido reducir el paro en dos puntos y medio porcentuales desde comienzos de 2004 para dejarlo en el 8,5 por ciento en el tercer trimestre de este año.

No obstante, avanza que la tasa de desempleo aumentará al 8,7 por ciento en 2006 y 2007 por las previsibles presiones sobre los salarios reales, lo que podría ser compensado con un ligero aumento de la productividad. La OCDE recuerda que la inflación española es un punto superior a la media de la zona euro y que en octubre llegó al 3,5 por ciento a causa del encarecimiento del petróleo, pero también destaca que la inflación subyacente ha podido mantenerse relativamente estable en torno al 2,5 por ciento en los últimos meses. Ese tirón del crudo erosionará el poder adquisitivo de los particulares, de ahí la esperada ralentización del consumo y de la inversión en vivienda hasta mediados del año próximo.

El informe señala que el dinamismo de los ingresos fiscales, en particular por las cotizaciones sociales de los inmigrantes recientemente regularizados, permitirá mejorar la situación de las cuentas públicas y obtener un superávit presupuestario en torno al 0,25 por ciento del PIB, una situación que debería repetirse sin apenas cambios en 2006 y 2007. Además de prepararse para hacer frente a las necesidades presupuestarias derivadas del envejecimiento de la población, aconseja que para atajar el deterioro de la competitividad se "flexibilice" el sistema que vincula automáticamente las subidas de los salarios a la inflación. La OCDE considera "del todo oportuna" la nueva orientación del gasto público decidida por el Gobierno para privilegiar las inversiones en educación, investigación e infraestructuras, en la medida en que estimulan la productividad para luchar contra la pérdida de competitividad de la economía.

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