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Empresas y legisladores de EEUU no alcanzan un acuerdo sobre cómo combatir el "spam"

Las empresas y los políticos estadounidenses están de acuerdo en que los correos electrónicos no deseados se han convertido en una plaga y un problema mayor que los propios virus informáticos. Sin embargo, unos y otros están enfrentados a la hora de decidir qué medidas concretas se pueden tomar contra el spam.

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(Libertad Digital) Para algunos, como el legislador neoyorquino Charles Schumer, la solución está en la creación de "listas negras" a las que se apuntarían los usuarios que no deseen recibir correos no solicitados, según ha informado la agencia Efe. Para otros, el remedio sólo puede encontrarse en el origen del problema –la propia tecnología–, por lo que debe concentrarse la energía en el diseño de filtros más refinados y capaces de detectar cuándo un correo electrónico intenta "colarse" sin permiso en una computadora.

Pero los spammers son cada vez más habilidosos a la hora de sortear estos filtros y se valen de multitud de técnicas ingeniosas contra las que poco pueden hacer los proveedores de acceso a la Red. Entre los trucos más usados últimamente está la utilización de una línea de encabezamiento que hace creer al usuario que existe una relación previa de negocios o personal, como, por ejemplo, "aviso de recibo de mercancía pesada" o la inclusión de caracteres extraños que hacen imposible detectar "a priori" el contenido del mensaje.

EarthLink, uno de los tres principales IPS de EEUU, prueba este mes un nuevo sistema de bloqueo que funciona al pedir al suscriptor que verifique la identidad del autor de cada mensaje que recibe. Si lo hace, el mensaje llega a su buzón y la identidad del remitente se almacena para sucesivas ocasiones. En caso contrario, se bloquea y no llega a ninguna parte. Otras soluciones son más imaginativas. Este es el caso de la propuesta de la legisladora californiana Zoe Lofgren, que recompensaría a los usuarios de Internet que ayuden a capturar a los spammers.

Por encima de éstas y otras alternativas, continúa cobrando fuerza la iniciativa de ley federal que varios senadores presentaron a mediados de abril y que supondría que quienes empleen este recurso tendrían que proporcionar una dirección válida en sus mensajes, so pena de ser multados. Pero a esta ley tampoco le faltan críticos. Algunos grupos creen que esta legislación atentaría contra la libertad de expresión, mientras que para otros, como la procuradora general del estado de Washington, Christine Gregoire, le falta fuerza, porque no permite que sean los propios consumidores los que demanden directamente a las compañías que les molestan.

Mientras prosigue el debate, el spam se multiplica: America Online bloquea más de 2.000 millones de mensajes no solicitados al día –unos 67 por cada cuenta de la Internet contratada con este servicio–, y un estudio reciente mostraba que dos de cada tres correos electrónicos son basura.

"El spam amenaza con destruir las ventajas del correo electrónico", dijo el presidente de la Comisión Federal de Comercio (FTC), Robert Pitofsky, en un reciente encuentro entre industria, legisladores y organizaciones cívicas para discutir el problema. Hoy es tan fácil y barato enviar spam que contener esta epidemia parece tan difícil como poner puertas al mar: hacerse con una lista con un millón de direcciones en Internet cuesta unos 25 dólares y el precio de enviarlos es irrisorio.

Los spammers, por su parte, se defienden al alegar que en un sistema abierto y global como Internet el spam es imposible de controlar. Lo peor es que puede que tengan razón. Como señaló uno de ellos que participó en el encuentro organizado por la FTC, una vez que tu dirección de correo está en Internet, no hay manera de evitar que alguien contacte contigo.

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