L D (EFE) Una vez presentada la renuncia, que deberá ser admitida por el consejo de administración, la marcha de Gil de la presidencia no se hará efectiva hasta días más tarde, cuando los accionistas del conjunto rojiblanco aprueben la dimisión en una junta general extraordinaria. Hasta entonces, los destinos del Atlético de Madrid quedarán en manos de un presidente interino, que deberá nombrar el consejo de administración, y que todo apunta a que podría ser el actual vicepresidente de la entidad, el productor cinematográfico Enrique Cerezo.
No habrá más cambios en el organigrama directivo del conjunto madrileño, que seguirá contando con Miguel Ángel Gil Marín, hijo de Jesús Gil, como director general, y con el ex jugador Antonio Toni Muñoz, como director deportivo. La marcha de Jesús Gil de la presidencia del Atlético de Madrid, no supone, por contra, que el empresario soriano deje de ser el propietario del conjunto rojiblanco, pues Gil sigue teniendo en su poder el 95 por ciento de las acciones del club.
La mayoría accionarial de Gil, sin embargo, está sujeta a la decisión del Tribunal Supremo, que deberá ratificar o no en los próximos meses la sentencia de la Audiencia Nacional del pasado 14 febrero que condenaba a Jesús Gil a depositar en la sede judicial todas las acciones de su propiedad, así como a tres años y medio de prisión.
Detrás de la dimisión de Gil parece encontrarse las exigencias de la oposición para no boicotear en la próxima junta de accionistas, la ampliación de capital, que aún debe obtener el visto bueno de la Audiencia Nacional para poder celebrarse, y con la que la actual directiva pretende solventar los acuciantes problemas financieros del club. Tampoco está exenta de problemas la forma en la que el Atlético de Madrid pretende llevar a cabo la ampliación de capital, con la que se pretende ingresar en el club 36 millones de euros, y que se desarrollará en tres fases.
En una primera, tan sólo tendrán derecho a suscribir las nuevas acciones los acreedores acreditados del Atlético de Madrid, entre los que se encuentra la propia familia Gil, que podrían absorber 18 de los 36 millones de la ampliación. La segunda fase estaría destinada a todos aquellos que posean acciones del club rojiblanco, mientras que la tercera y definitiva fase estaría abierta al público en general. Con esta inyección de dinero, el Atlético pretende saldar todas sus deudas, así como pagar las fichas de la plantilla y hacer frente a los pagos pendientes con otros clubes.
No habrá más cambios en el organigrama directivo del conjunto madrileño, que seguirá contando con Miguel Ángel Gil Marín, hijo de Jesús Gil, como director general, y con el ex jugador Antonio Toni Muñoz, como director deportivo. La marcha de Jesús Gil de la presidencia del Atlético de Madrid, no supone, por contra, que el empresario soriano deje de ser el propietario del conjunto rojiblanco, pues Gil sigue teniendo en su poder el 95 por ciento de las acciones del club.
La mayoría accionarial de Gil, sin embargo, está sujeta a la decisión del Tribunal Supremo, que deberá ratificar o no en los próximos meses la sentencia de la Audiencia Nacional del pasado 14 febrero que condenaba a Jesús Gil a depositar en la sede judicial todas las acciones de su propiedad, así como a tres años y medio de prisión.
Detrás de la dimisión de Gil parece encontrarse las exigencias de la oposición para no boicotear en la próxima junta de accionistas, la ampliación de capital, que aún debe obtener el visto bueno de la Audiencia Nacional para poder celebrarse, y con la que la actual directiva pretende solventar los acuciantes problemas financieros del club. Tampoco está exenta de problemas la forma en la que el Atlético de Madrid pretende llevar a cabo la ampliación de capital, con la que se pretende ingresar en el club 36 millones de euros, y que se desarrollará en tres fases.
En una primera, tan sólo tendrán derecho a suscribir las nuevas acciones los acreedores acreditados del Atlético de Madrid, entre los que se encuentra la propia familia Gil, que podrían absorber 18 de los 36 millones de la ampliación. La segunda fase estaría destinada a todos aquellos que posean acciones del club rojiblanco, mientras que la tercera y definitiva fase estaría abierta al público en general. Con esta inyección de dinero, el Atlético pretende saldar todas sus deudas, así como pagar las fichas de la plantilla y hacer frente a los pagos pendientes con otros clubes.