L D (EFE) Kirchner, un abogado con raíces en la Patagonia que hasta el lunes pasado fue gobernador de la provincia sureña de Santa Cruz, asume el poder respaldado por amplios sectores del peronismo, el partido gobernante, y gran apoyo en las encuestas. El nuevo jefe de Estado quedó en segundo lugar en la primera vuelta de los comicios presidenciales, el 27 de abril, pero fue proclamado mandatario electo tras renunciar a disputar la segunda ronda el también peronista Carlos Menem.
Menem, que gobernó en Argentina desde 1989 hasta 1999, se retiró de la contienda electoral al serle desfavorables las encuestas, que daban a Kirchner una proyección de voto cercana al 70 por ciento y le aseguraban una cómoda victoria en las urnas. Testigos de la investidura presidencial de Kirchner serán una docena de presidentes latinoamericanos y el heredero de la Corona española, Felipe de Borbón, entre otros altos dignatarios que han confirmado su llegada a Buenos Aires. El cubano Fidel Castro, el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, el chileno Ricardo Lagos y el venezolano Hugo Chávez, entre otros gobernantes latinoamericanos, formarán parte de los invitados especiales a la transmisión presidencial.
Kirchner reemplazará en el poder a Eduardo Duhalde, quien asumió el Gobierno argentino en enero del 2002 en medio de una grave crisis política, económica y social que estalló un mes antes y causó la caída del presidente Fernando de la Rúa. “Del Gobierno más frágil surge el Gobierno de más apoyo”, afirmó Duhalde en un mensaje radiofónico, al recordar que su mandato emanó del Parlamento, no del voto popular, y con un carácter transitorio. Según el gobernante saliente, si Kirchner hubiera disputado la presidencia con Menem en los comicios que inicialmente estaban previstos para el domingo pasado, su administración “habría tenido la mayor cantidad de votos en la historia”.
La llegada al poder de Kirchner se produce en medio de ciertas señales que indican que Argentina está remontando la crisis económica que estalló al final del mandato de Menem y que absorbió la gestión de Fernando de la Rúa. Duhalde deja al país estabilizado en materia fiscal y monetaria, y con una incipiente reactivación productiva, con un crecimiento del Producto Interior Bruto del 5,1 por ciento en el primer trimestre de año. Además, Kirchner hereda al actual ministro de Economía, Roberto Lavagna, que en enero pasado logró cerrar un acuerdo transitorio con el Fondo Monetario Internacional y ahora deberá negociar otro de más largo plazo para reestructurar la abultada deuda externa pública de Argentina.
Menem, que gobernó en Argentina desde 1989 hasta 1999, se retiró de la contienda electoral al serle desfavorables las encuestas, que daban a Kirchner una proyección de voto cercana al 70 por ciento y le aseguraban una cómoda victoria en las urnas. Testigos de la investidura presidencial de Kirchner serán una docena de presidentes latinoamericanos y el heredero de la Corona española, Felipe de Borbón, entre otros altos dignatarios que han confirmado su llegada a Buenos Aires. El cubano Fidel Castro, el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, el chileno Ricardo Lagos y el venezolano Hugo Chávez, entre otros gobernantes latinoamericanos, formarán parte de los invitados especiales a la transmisión presidencial.
Kirchner reemplazará en el poder a Eduardo Duhalde, quien asumió el Gobierno argentino en enero del 2002 en medio de una grave crisis política, económica y social que estalló un mes antes y causó la caída del presidente Fernando de la Rúa. “Del Gobierno más frágil surge el Gobierno de más apoyo”, afirmó Duhalde en un mensaje radiofónico, al recordar que su mandato emanó del Parlamento, no del voto popular, y con un carácter transitorio. Según el gobernante saliente, si Kirchner hubiera disputado la presidencia con Menem en los comicios que inicialmente estaban previstos para el domingo pasado, su administración “habría tenido la mayor cantidad de votos en la historia”.
La llegada al poder de Kirchner se produce en medio de ciertas señales que indican que Argentina está remontando la crisis económica que estalló al final del mandato de Menem y que absorbió la gestión de Fernando de la Rúa. Duhalde deja al país estabilizado en materia fiscal y monetaria, y con una incipiente reactivación productiva, con un crecimiento del Producto Interior Bruto del 5,1 por ciento en el primer trimestre de año. Además, Kirchner hereda al actual ministro de Economía, Roberto Lavagna, que en enero pasado logró cerrar un acuerdo transitorio con el Fondo Monetario Internacional y ahora deberá negociar otro de más largo plazo para reestructurar la abultada deuda externa pública de Argentina.