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La ONU prorroga la misión en el Sahara hasta el 31 de julio ante la falta de acuerdo

El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó hoy extender por dos meses el mandato de la Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum en el Sahara Occidental (MINURSO), sin entrar a debatir el fondo de la cuestión. Las partes en conflicto no se ponen de acuerdo sobre el plan Baker.

L D (Agencias) La decisión de prorrogar MINURSO hasta el 31 de julio, adoptada por unanimidad, se tomó en una resolución de carácter "técnico", ya que el Consejo de Seguridad no tomó más decisiones sobre la continuidad de un proceso que está totalmente atascado. El texto de la resolución, promovido por el denominado "grupo de amigos", que incluye a Estados Unidos, Francia y España, señala que el objetivo de la prórroga es analizar en profundidad la última iniciativa de paz, conocida como Plan Baker. Por lo demás, la resolución se limita a encomiar el trabajo del representante personal del secretario general de la ONU, Kofi Annan, para el Sahara, James Baker, antiguo secretario de Estado norteamericano. También elogia sus esfuerzos por resolver los temas humanitarios pendientes, así como para implementar las medidas de confianza de la Oficina de la Alta Comisaría de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Miembros del Consejo esperan que en esos dos meses las partes recapaciten y se atisbe alguna forma de salir del actual callejón sin salida. Baker presentó hace unos meses un nuevo plan al Gobierno de Marruecos y los independentistas del Frente Polisario.

El Plan, que prevé la libre determinación del pueblo del Sahara Occidental, tiene una primera fase en la que se celebrarían elecciones autonómicas en el plazo de un año. El referéndum de autodeterminación tendría lugar dentro de cuatro o cinco años y durante ese período el territorio tendría estatuto de autonomía dentro de Marruecos y estaría administrado por un Ejecutivo y una Asamblea Legislativa provisionales. Annan ha pedido al Consejo que respalde el plan y pida a las partes que los acepten y colaboren con las Naciones Unidas para ponerlo en práctica. La iniciativa de Baker supone, según Annan, un compromiso y, "a diferencia del Plan de Arreglo, no requiere el consentimiento de ambas partes en todas y cada una de las etapas de aplicación".

El Plan de Arreglo es el acuerdo alcanzado en 1991 por Marruecos y el Frente Polisario, en el que se establecía la celebración de un referéndum de autodeterminación para la solución pacífica del conflicto. En el último informe de Annan, que incluye la reacción de las partes y los países vecinos al plan, éste constata el bloqueo existente por el rechazo de ambas partes a la propuesta de Baker. "La objeción principal de Marruecos al plan de paz parece ser que en el referéndum" que decidirá el estatus final del Sahara "una de las opciones es la independencia", que era también una de las opciones del Plan de Arreglo. Según afirma, resulta "difícil plantear una solución política" que prevea el derecho a la libre determinación y, sin embargo, excluya la posibilidad de la independencia, especialmente si se tiene en cuenta "el compromiso manifestado durante tantos años por Marruecos al Plan de Arreglo".

La posición marroquí es vista como intransigente por la ONU dado que el Plan Baker incluye en el electorado a quienes han residido de manera continua en el Sahara desde el 30 de diciembre de 1999, lo que supone la participación de muchos marroquíes llegados al territorio después 1975, momento en que España se retiró de la colonia. Y además entre las preguntas del referéndum figura la de que el territorio prosiga con el régimen de autonomía una vez concluida la transición. El Frente Polisario objeta que la nueva iniciativa "no es el Plan de Arreglo", al que desea volver con dos elementos nuevos: que se tramiten, en condiciones más flexibles, las 130.000 apelaciones de personas que fueron excluidas del censo y que se añada un mecanismo para hacer cumplir los resultados del referéndum. Annan comenta que, pese a esos cambios, el Plan requiere el consentimiento de las partes en todas las etapas de aplicación y considera improbable que Marruecos lo acepte. El secretario general desaconseja reabrir la negociación, porque experiencias anteriores han demostrado ser infructuosas tras grandes esfuerzos. Además refleja cierto cansancio ante un conflicto que tiene más de un cuarto de siglo y para el que no vislumbra una rápida solución pese a que la ONU lleva once años de esfuerzos y una inversión de casi 500 millones de dólares

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