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El matrimonio Mamblona-Porta, clave en el terremoto de la FSM

La pista inmobiliaria que persiguen desde Ferraz tiene parada en Asturias. Allí aparece el enigmático Enrique Benedicto Mamblona que, lejos de ser un simple militante que alertó a la FSM sobre los negocios de Tamayo es conocido por sonados escándalos empresariales. Su esposa, Ruth Porta –número cuatro de Simancas– mantenía un duro enfrentamiento con el rebelde expulsado.

(Libertad Digital) Son muchos los políticos que se preguntan por qué es ahora cuando el PSOE pone a funcionar su maquinaria para investigar a sus políticos madrileños. El estallido provocado por los rebeldes Tamayo y Sáez ha dejado sobre el suelo muchas piezas que, poco a poco, muestran la imagen de lo que de verdad está pasando.

Cuando saltó el escándalo, comenzaron a aparecer nombres clave. Uno de ellos fue Enrique Benedicto Mamblona. Es el protagonista de ese expediente incomprensiblemente paralizado en la Comisión de Ética del PSOE según el cual, Eduardo Tamayo compartía con el matrimonio Balbás-Villar un poderoso entramado inmobiliario incompatible con la trasparencia exigida por Zapatero. Se hablaba del denunciante como un militante del PSOE de Collado Villalba que había remitido una carta explicando el caso a la FSM. Pero Mamblona tiene más peso del que hasta ahora aparentaba. Para empezar cabe recordar su paso por Asturias para dirigir el Instituto de Fomento Regional , el principal motor de promoción económica del Principado del que sale mucho dinero en concepto de ayudas y subvenciones.

Llegó allí de la mano del presidente regional Vicente Álvarez Areces pese a no conocer nada del tejido empresarial asturiano. En el PP cundió la alarma. Tres meses antes había ocurrido lo mismo con Humberto Arnés, también colocado por Areces, y el Instituto de Fomento Regional (IFR) comenzaba a resentirse por la incompetencia. Además, el cargo no es poca cosa a juzgar por la retribución de 14 millones de pesetas anuales y de ofrecer el control del impulso empresarial. Una simple investigación mercantil desveló que Mamblona compatibilizaba su cargo con la administración de empresas y asesorías, entre ellas Capderic SRL. El socialista adujo que dicha sociedad había cesado su actividad aunque la anotación no figuraba en el registro por lentitud burocrática.

Lo cierto es que el escándalo le costó la dimisión. Tuvo que irse de Asturias aunque antes acusó al PP, sobre todo al portavoz Juan Morales, de actuar por venganza contra su esposa, Ruth Porta –entonces concejala y ahora número cuatro en la lista de Simancas– por su acoso judicial contra Álvarez del Manzano en el caso de las funerarias. Porta se convierte en otra de las piezas. Hasta ahora compartía puesto en la Ejecutiva con Tamayo. Los enfrentamientos eran continuos. El socialista expulsado no llevaba demasiado bien que el marido de su compañera se dedicara a investigarle y a proponer que la Comisión de Ética lo expedientara. De hecho, quería vetar la llegada de Porta a la Consejería de Justicia en el futuro gobierno regional ahora en suspenso. Pero luchar contra la mano derecha de Simancas no debía ser fácil. Tanta fricción, y el hecho de que Tamayo no fuera precisamente un hombre de confianza para el candidato, son hechos que tiran ya de la enmarañada madeja.

De todas formas, resulta sorprendente que Mamblona fuera el iniciador de ese expediente contra Tamayo por compartir negocios inmobiliarios con el también expulsado Balbás. El “militante de Collado Villalba” también conoce el sector: es presidente ejecutivo de la Fundación Hogar del Empleado dedicada, a través de un grupo empresarial de la promoción, alquiler y renta de viviendas. Su aterrizaje en esta especie de ONG que data de 1949 no está exenta de escándalo. Una sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid de marzo de 2001 le imputa la falsificación de documentos del anterior patronato para hacerse con el control. Es decir, como en Asturias, Mamblona estaba en el mejor sitio, donde se reparten subvenciones. La Audiencia desestimó su recurso y declaró nulo el pretendido patronato.
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Lejos ha quedado la imagen de Enrique Benedicto Mamblona como militante de Collado Villalba que velaba por la limpieza del socialismo madrileño. Ahora, gracias a sus propios escándalos, se sabe que el poder del militante unido al de su esposa, Ruth Porta, la número cuatro de Simancas, es decisivo para todo aquél que se interpone en su camino. Esta especie de matrimonio-hoding fue responsable de el famoso expediente contra Tamayo-Balbás-Villar que Blanco decidió archivar hasta ahora y de otro contra un alcalde, el de Humanes. El diario “El Mundo” relataba con detalle este episodio en su edición del viernes 13 de junio.


Perfil recaudatorio. Los ladrillos se mezclan con la Educación

La primera pista recaudatoria procede de su paso por Asturias donde dirigió el Instituto de Fomento Regional, motor empresarial del Principado cuya misión era otorgar subvenciones y ayudas, hasta que el PP demostró su incompatibilidad con el cargo y tuvo que dimitir. Mamblona lo achacó todo a una venganza del PP por la actitud combativa de su esposa –Ruth Porta, la número cuatro de Simancas– contra el alcalde José María Álvarez del Manzano y sus gastos de representación.

La experiencia asturiana dio al traste y Benedicto volvió a Madrid donde es presidente ejecutivo de la Fundación Hogar del Empleado, una especie de ONG que data de 1949 y que se dedica, entre otras cosas, a la educación y al asunto inmobiliario. En cuanto a la educación, la Fundación se ocupa de analizar la calidad en la Enseñanza para lo que encarga continuos estudios basados sobre todo en encuestas. El principal beneficiario de esos encargos es la empresa privada IDEA (Instituto de Evaluación y Asesoramiento Educativo) cuyo máximo responsable es Álvaro Marchesi, ex secretario de Estado de Educación con el PSOE. IDEA fue creada con estos fines por la Fundación Santa María cuyo director es Jorge Delkáder, también director general de “Santillana Formación”, grupo PRISA.


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