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Mueren nueve españoles y un británico en un accidente de avioneta en Madeira

La avioneta despegó el jueves por la noche del aeropuerto de Madeira rumbo a Málaga con diez pasajeros a bordo, nueve españoles y un británico. Pero la maniobra, ejecutada por un solo piloto, se complicó y la aeronave se estrelló en aguas portuguesas. Según la televisión lusa SIC Noticias, el fallo pudo deberse al incendio de uno de los motores.

L D (EFE) Salvo el piloto, de nacionalidad británica, el resto eran españoles, todos residían en Málaga y tres de las víctimas eran niños. El avión, un Beechcraft 200 fabricado en 1977, propiedad de una empresa californiana de "leasing" y con matrícula N600BV, se dirigía a la capital malagueña y, tras despegar, cayó al mar a casi una milla náutica de la Punta de Sao Lourenso. Según las normas de aviación portuguesas, basadas en las estadounidenses, para este tipo de aparatos no se exige la presencia de dos pilotos.

Mientras prosigue la búsqueda de los desaparecidos, los servicios aeroportuarios lusos facilitaron a la Embajada de España en Lisboa una primera relación con seis nombres de españoles.

Los nombres facilitados son los de Francisco Morales, Josefa Sánchez Albu, Jorge Juan Arenas, Manuela Santa Martín, David Chai Cruces y Patricia Arenas Rome y se trata de varias familias amigas. Faltarían por ser facilitados los nombres de los tres menores y el del piloto. Hasta ahora, los servicios de salvamento, con ayuda de buques y un helicóptero, sólo han podido recuperar de madrugada el cuerpo mutilado de una mujer a dos millas náuticas de la Punta de Sao Lourenco, en la costa norte de Madeira y no lejos del aeropuerto de Funchal.

Malas condiciones meteorológicas

El avión perdió contacto con la torre de control del aeropuerto madeirense tres minutos después de su despegue, a las 21:54 horas local del jueves. La oficial de Operaciones del aeropuerto de Funchal Elena Casteñeira explicó que las condiciones meteorológicas no fueron las más favorables para la labor de los equipos de rescate. Las emisoras de televisión han difundido imágenes nocturnas en las que los servicios de rescate desembarcaban un féretro con los restos mortales hallados y pedazos del aparato muy destrozados, lo que para los técnicos puede confirmar la dureza de la colisión contra el agua.

La búsqueda se centró en la zona comprendida entre Punta de Sao Lourenso y las Islas Desiertas, zona donde aparecieron los primeros restos del siniestro. Los expertos no saben aún determinar si el accidente se debió a un fallo del avión o a las condiciones climáticas, que también dificultan la búsqueda, centrada en una zona costera de cantos rodados, en la que aparecieron la mayor parte de los restos encontrados, arrastrados por las olas empujadas por el viento. Sin embargo, una cadena de televisión lusa dice que el incendio de uno de los motores pudo provocar la caída al mar del aparato. En el momento en que se produjo el accidente, la noche era clara y varios residentes en la vecina isla de Porto Santo "vieron una nube de fuego" que caía en el mar.

Las operaciones de despegue y aterrizaje en el aeropuerto de Madeira "son muy peligrosas, ya que se producen muchas turbulencias en condiciones de viento fuerte, por lo que se requiere una tripulación con experiencia específica", según el responsable de aeropuertos del Colegio Oficial de Pilotos (COPAC), Luis Ortega. Un grupo de peritos del Gabinete de Investigación de Accidentes de la empresa pública lusa de apoyo a la navegación aérea civil (NAV) iba a viajar a Madeira para averiguar la causa de la caída.

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