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El terrorismo callejero descendió en 2002 un 52 por ciento gracias a las nuevas leyes

La actividad terrorista de ETA descendió un 44 por ciento en el año 2002 respecto al 2001, y las acciones de terrorismo callejero en el País Vasco cayeron un 52 por ciento, según los datos recogidos en la Memoria de la Fiscalía General del Estado, hecha pública el lunes. En 2002, hubo cinco víctimas mortales del terrorismo etarra, que cometió 33 atentados, donde resultaron heridas 101 personas.

L D (Agencias) La memoria de la Fiscalía, recogida por la agencia Europa Press , recoge que esta cifra supone un descenso del 44 por ciento respecto a la actividad terrorista del año 2001, y del 52,8 por ciento sobre la del año 2000. La Fiscalía atribuye el descenso a la "contundencia" de la actuación policial tras la escalada de atentados de ETA registrada en el año 2000, tras el periodo de tregua, cuando se registraron 70 atentados y 23 víctimas mortales. La Memoria destaca la creciente utilización por los etarras del coche-bomba frente al ataque con arma de fuego. "Ello nos lleva a concluir que ETA, salvo supuestos particulares, no pone en riesgo de detención a los miembros de sus comandos y utiliza medios en los que con menor peligro personal para áquellos consigue los mismos o mayores resultados", expone la Fiscalía.

En cuanto al terrorismo callejero experimentó también un importante retroceso, pasando de 415 acciones en el año 2001 a 193 en el año 2002. La razón, según la Fiscalía, es la presión policial, el endurecimiento de las penas y la condena a los padres a responder económicamente de los daños que causan con estos ataques sus hijos menores. La Fiscalía también señala que los atentados del 11-S del año 2001 han supuesto un punto de inflexión en la lucha antiterrorista, en la que se han implicado, por vez primera, la mayoría de los países democráticos. En este sentido, la Fiscalía muestra su "agrado" porque "por fin se considere la actuación etarra no como una actuación legitimada por fines políticos, como se pretende por un sector afortunadamente minoritario aunque importante, sino como lo que son, un grupo de intransigentes intolerantes que pretenden imponer su especial y particular forma de ser, de educar, de estar, de vivir...por encima de todo y de todos". La Memoria concluye este apartado destacando la enorme relevancia de la decisión adoptada por el Tribunal Supremo de ilegalizar Batasuna y ordenar el cese de todas sus actividades, como contestación a demandas presentadas en el año 2002 por la propia Fiscalía y del Gobierno.

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