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Aznar y Schroeder zanjan sus diferencias a pesar del desacuerdo sobre la Constitución Europea

Los presidentes de España y Alemania han certificado la vuelta a la negociación para recuperar las buenas relaciones. La diferente interpretación sobre la ruptura del Acuerdo de Niza y el reparto de poder institucional en la UE es el principal desacuerdo. Ambos líderes han decidido dejarlo para la CIG, aunque se han mostrado seguros de que se alcanzará un acuerdo. Aznar ha apoyado las reformas económicas del canciller.

(Libertad Digital) El canciller alemán, Gerhard Schroeder, y el presidente de Gobierno español, José-María Aznar, abrieron este jueves con sendos discursos, en los que repasaron sus diferencias pero reafirmaron su voluntad de entendimiento, el segundo Foro de diálogo hispano-alemán que este año se celebra en la Cancillería de Berlín. En sus intervenciones, tanto Schroeder como Aznar recalcaron la importancia de las relaciones entre los dos países dentro de Europa, pero no ocultaron sus divergencias sobre la cuestión de la futura Constitución europea o el Pacto de Estabilidad. Schroeder aprovechó para elogiar el resultado de los trabajos de la Convención para la preparación de una Constitución europea que -dijo- es "mucho mejor de lo que mi escepticismo me dejaba pensar". Con palabras muy directas, Schroeder volvió a abogar porque no se "deshaga el paquete" de acuerdos conseguidos por la Convención y advirtió de que "cualquiera que abra ese paquete se verá obligado a presentar otro y puede que se rompan los dientes en el intento". Aznar contestó en su intervención reafirmando la postura española según la cual la Convención "al reabrir el equilibrio institucional ha ido más allá de su mandato", que no era modificar "el consenso político que hizo posible en Niza la ampliación de la UE".

En definitiva Aznar y Schroeder han decidido dejar para la negociación el principal punto de desencuentro entre ambos países, el reparto de poder institucional para la UE ya ampliada acordado en la Cumbre de Niza y que la Convención Europea rompió. Aznar ha explicado a Schroeder que el "consenso institucional se acordó en Niza para los 25 países de la UE y la modificación que se quiere hacer ahora es la que se debe explicar, porque el consenso es Niza y no la Convención". La convención europea, a instancias de su presidente Giscar D´estaing, elaboró un borrador de Constitución europea que debe ratificar la Conferencia Intergubernamental que comienza este fin de semana en Roma y certificar el Consejo Europeo. El problema radica en que, sin mandato alguno, la Convención se enfrascó en las discusiones sobre reparto de poder, abriendo el acuerdo cerrado en Niza hace dos años tras unas durísimas negociaciones.

El Tratado de Niza dejó cerrado el capítulo del reparto de poder y sólo quedaba abierta la reforma de las instituciones como la Comisión Europea que sí se debe debatir. Sin embargo, la negociación fue positiva para España y el actual borrador favorece únicamente criterios de población para el reparto del poder en el Consejo y en el Parlamento. De esta manera la mayoría de bloqueos favorecerían a los cuatro grandes y dejarían fuera a España y Polonia –los dos países con más habitantes tras Alemania, Francia, Reino Unido e Italia– de manera que tendrían más difícil conseguir minorías de bloqueo. Los otros cuatro países se convertirían siempre en la llave de cualquier otro que quisiera formar un bloqueo de alguna decisión. La cuestión llegaría al absurdo cuando entrara Turquía, que se convertiría en la que más poder institucional acapararía en la UE desde el principio.

El canciller alemán y su homólogo español se han mostrado cercanos en cuanto a la política de estabilidad y crecimiento. Aznar ha mostrado su apoyo a las reformas de Schroeder en la Agenda 2010 y ha alabado el esfuerzo porque "Europa necesita la buena salud de la economía alemana, que representa el 30 por ciento de la economía de la Unión". El presidente español ha defendido el Pacto de Estabilidad y Crecimiento junto con las reformas "esenciales" para liberalizar el funcionamiento de la economía europea. Los periodistas le han preguntado al presidente español sobre las desafortunadas palabras de Schroeder en el Bundestag cuando debatían los presupuestos sobre que el crecimiento español se debía a las ayudas alemanas. Aznar ha dejado claro que, por ejemplo, la partida que más crece en los Presupuestos Generales de 2004 es la aportación a la Unión Europea "porque España lleva más de siete años de crecimiento. Lo grave sería tener esos recursos y mantener un déficit del 7 o el 8 por ciento", explicó.

De esta manera, España tendrá que pagar en 2004 más que nunca a las arcas de la Unión Europea y el saldo financiero a favor de nuestra economía se reduce a su cifra más baja desde 2000. España tendrá que aportar a Bruselas el próximo año 9.275 millones de euros, la cifra más alta de la historia, consecuencia de que, a cada ejercicio que pasa, nuestro país está en mejores condiciones económicas. Aznar ha explicado que España estaba en 1996 en el 77 por ciento de la renta media europea, mientras que en 2003 se ha alcanzado el 86 por ciento y para 2006 se llegará hasta el 90 por ciento. El jefe del Ejecutivo español reiteró que la política de estabilidad prespuestaria y de empleo han posibilitado el crecimiento de los últimos años.

Aznar abogó también por buscar una integración de las políticas energéticas y Schroeder porque la UE preste más atención a la Europa industrial. En materia de política exterior y seguridad, los dos dirigentes se pronunciaron con matices por una mayor cooperación de defensa europea y por la estabilización de Irak. Ambos reafirmaron en sus discursos que sus relaciones son buenas y Aznar abrió el suyo diciendo que si de algún país España no tiene queja ni reivindicación ese es Alemania.

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