L D (EFE) Le queda la satisfacción moral de haberse mantenido firme en sus principios pero también un inevitable sabor amargo, pues nunca se sabe cuándo va a llegar la próxima oportunidad.
Los pronósticos se han cumplido y la Euroliga y sus jueces se han mantenido firmes en sus argumentos. Al Pamesa le queda la posibilidad de recurrir ante la Corte de Arbitraje del Deporte, con sede en la ciudad suiza de Lausana, pero la Final Four se le ha escapado definitivamente. El 29 de abril acaba el plazo para que el Pamesa presente su nuevo recurso y ese mismo día está previsto que comience en Tel Aviv la Final Four. Además, aunque la entidad valenciana acelerará la presentación de sus nuevas alegaciones, los precedentes indican que la contestación tardará en llegarle y que no le dará la razón.
El Ulker protagonizó hace un par de años un caso muy similar. No acudió a la pista del Maccabi, los dos jueces de la Euroliga le sancionaron y recurrió a la Corte de Lausana. Presentó su escrito el 13 de mayo de 2002 y el 28 de agosto el tribunal de arbitraje le dio la razón a la Euroliga. Al Pamesa siempre le quedará buscar amparo a sus argumentos en la justicia ordinaria.
Pero esos caminos jurídicos, sean cortos o largos y le den o no la razón, en nada van a poder cambiar la realidad deportiva. En su ansiada primera participación en la Euroliga, el Pamesa se ha quedado a las puertas de la Final Four. Según los resultados que se han dado en esta segunda fase le hubiera bastado con ganar al Maccabi en el encuentro que nunca se disputó o, de no haber acudido a esa cita y persistir la sanción, con haberle derrotado en el partido que ambos disputaron en la Fuente de San Luis.
El conjunto de Paco Olmos ha disputado diecinueve encuentros en la competición más importante del baloncesto europeo con un notable balance de trece victorias y seis derrotas, que incluye la clasificación para la segunda fase y un buen top-16. En la memoria de sus aficionados quedarán victorias espectaculares como la conseguida en su debut en la competición ante el poderoso Benetton Treviso (89-64) o la cosechada en la pista del Zalgiris (87-100), que tuvo un valor moral añadido al ser el primer encuentro europeo que disputaba tras al caso Maccabi. Pero en la pista no todo han sido alegrías. Dolió, y mucho, la derrota en la pista del débil Adecco Asvel (86-66) y decepcionó la manera en la que se perdió en la Fonteta ante el Maccabi (74-89), que pasó por encima del equipo valenciano sin aparentar un gran esfuerzo.
También decepcionó la falta de apoyos de otros clubes que el Pamesa ha tenido en su reclamación a la Euroliga. Sobre todo, porque muchos de ellos le reconocieron en privado que estaban de acuerdo con su postura, pero nunca lo hicieron público. Quedará también la duda de si el club valenciano supo gestionar de la manera más adecuada posible su decisión de no viajar a Tel Aviv, que tomó en buena medida empujado por la opinión de la mayoría de la plantilla. El Pamesa estaba avalado por el sentido común, pero no midió sus fuerzas antes de plantarle cara a la Euroliga. Puede que hubiera actuado igual que lo ha hecho pero hubo una evidente falta de agilidad para sacar el máximo rendimiento a sus pocas opciones de salir vencedor. La reflexión es obligada. Ahora su reto hasta final de temporada es lograr, vía Liga ACB, una plaza para la próxima Euroliga. Su crecimiento como club depende de ello.
Los pronósticos se han cumplido y la Euroliga y sus jueces se han mantenido firmes en sus argumentos. Al Pamesa le queda la posibilidad de recurrir ante la Corte de Arbitraje del Deporte, con sede en la ciudad suiza de Lausana, pero la Final Four se le ha escapado definitivamente. El 29 de abril acaba el plazo para que el Pamesa presente su nuevo recurso y ese mismo día está previsto que comience en Tel Aviv la Final Four. Además, aunque la entidad valenciana acelerará la presentación de sus nuevas alegaciones, los precedentes indican que la contestación tardará en llegarle y que no le dará la razón.
El Ulker protagonizó hace un par de años un caso muy similar. No acudió a la pista del Maccabi, los dos jueces de la Euroliga le sancionaron y recurrió a la Corte de Lausana. Presentó su escrito el 13 de mayo de 2002 y el 28 de agosto el tribunal de arbitraje le dio la razón a la Euroliga. Al Pamesa siempre le quedará buscar amparo a sus argumentos en la justicia ordinaria.
Pero esos caminos jurídicos, sean cortos o largos y le den o no la razón, en nada van a poder cambiar la realidad deportiva. En su ansiada primera participación en la Euroliga, el Pamesa se ha quedado a las puertas de la Final Four. Según los resultados que se han dado en esta segunda fase le hubiera bastado con ganar al Maccabi en el encuentro que nunca se disputó o, de no haber acudido a esa cita y persistir la sanción, con haberle derrotado en el partido que ambos disputaron en la Fuente de San Luis.
El conjunto de Paco Olmos ha disputado diecinueve encuentros en la competición más importante del baloncesto europeo con un notable balance de trece victorias y seis derrotas, que incluye la clasificación para la segunda fase y un buen top-16. En la memoria de sus aficionados quedarán victorias espectaculares como la conseguida en su debut en la competición ante el poderoso Benetton Treviso (89-64) o la cosechada en la pista del Zalgiris (87-100), que tuvo un valor moral añadido al ser el primer encuentro europeo que disputaba tras al caso Maccabi. Pero en la pista no todo han sido alegrías. Dolió, y mucho, la derrota en la pista del débil Adecco Asvel (86-66) y decepcionó la manera en la que se perdió en la Fonteta ante el Maccabi (74-89), que pasó por encima del equipo valenciano sin aparentar un gran esfuerzo.
También decepcionó la falta de apoyos de otros clubes que el Pamesa ha tenido en su reclamación a la Euroliga. Sobre todo, porque muchos de ellos le reconocieron en privado que estaban de acuerdo con su postura, pero nunca lo hicieron público. Quedará también la duda de si el club valenciano supo gestionar de la manera más adecuada posible su decisión de no viajar a Tel Aviv, que tomó en buena medida empujado por la opinión de la mayoría de la plantilla. El Pamesa estaba avalado por el sentido común, pero no midió sus fuerzas antes de plantarle cara a la Euroliga. Puede que hubiera actuado igual que lo ha hecho pero hubo una evidente falta de agilidad para sacar el máximo rendimiento a sus pocas opciones de salir vencedor. La reflexión es obligada. Ahora su reto hasta final de temporada es lograr, vía Liga ACB, una plaza para la próxima Euroliga. Su crecimiento como club depende de ello.