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TENIS

Guillermo Coria logra su sueño de conquistar el Masters Series de Montecarlo

El argentino Guillermo Coria, tercer cabeza de serie, ha mantenido su poderío en tierra batida, y un año después de perder la final de Montecarlo se hizo al fin con este título Masters Series al derrotar este domingo en la final al alemán Rainer Schuettler, por un contundente 6-2, 6-1 y 6-3, a quien amargó su 28 cumpleaños.

El argentino Guillermo Coria, tercer cabeza de serie, ha mantenido su poderío en tierra batida, y un año después de perder la final de Montecarlo se hizo al fin con este título Masters Series al derrotar este domingo en la final al alemán Rainer Schuettler, por un contundente 6-2, 6-1 y 6-3, a quien amargó su 28 cumpleaños.
L D (EFE) Ganador ya de ocho títulos, siete de ellos en tierra batida, y con el de hoy el segundo de la temporada tras el logrado en Buenos Aires al vencer al español Carlos Moyá en la final, el jugador de Venado Tuerto de 22 años amplió su racha de victorias consecutivas en superficie de arcilla a 26, y de paso rompió el reinado de Juan Carlos Ferrero, ganador en las dos últimas ediciones del torneo en el Principado monegasco.

El título de este domingo, además de ser el segundo más importante de su carrera (Masters Series de Hamburgo el año pasado), le sirvió para sumar 30 puntos y situarse con 240 en el tercer puesto de la Carrera de Campeones, rebasando al ruso Marat Safin, a quien venció en semifinales, y solo superado por el suizo Roger Federer y el estadounidense Andy Roddick. Ningún tenista argentino ganaba el torneo de Montecarlo desde 1989, cuando Alberto Mancini, antiguo entrenador de Coria, se impuso en la final de ese año ante el alemán Boris Becker.

Esas 26 victorias consecutivas en tierra le sirven además a Coria para igualar con brasileño Gustavo Kuerten, tres veces ganador de Roland Garros, entre el 2001 y 2002, aunque todavía resta mucho del récord del austríaco Thomas Muster, de 40 victorias consecutivas en esta superficie en 1995. El formidable juego de pies del argentino, su indudable calidad desde el fondo de la pista, y la rápida visión de la jugada, fueron factores que Schuettler no pudo superar durante las dos horas de la contienda.

El alemán, desfondado, irreconocible tras vencer a Moyá en las semifinales, estuvo incluso 5-0 abajo en el tercer set, hasta que por fin logró quebrar el servicio del argentino. En ese momento Schuettler levantó las manos al cielo, intentando quitarse la presión, y aplaudió al público, en un desesperado objetivo de cambiar el signo de un partido que tenía ya perdido. Schuettler distó mucho de ser el jugador que había dejado en la cuneta a tres ex números uno para alcanzar la final: Kuerten, el australiano Lleyton Hewitt, y Moyá. El alemán perdió siete de sus ocho saques, y cometió 36 errores no forzados en los dos primeros sets. Demasiada ventaja si quería convertirse en el primer alemán que ganaba este título desde el barón Gottfried von Cramm en 1936 y 1937, y sobre todo teniendo como rival a un intratable Guillermo Coria.

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