L D (EFE) Se trata de la cuarta final de Mauresmo en el Abierto de Italia (2000, 01 y 03) y la ocasión de desquitarse de las tres derrotas; mientras que para Capriati se trata de su mejor resultado en las once ediciones en que ha participado en el torneo romano. La final resultó inesperada ya que mientras a Mauresmo, que llegaba de ganar el domingo la de Berlín, se la daba en el último partido, no así Capriati, a la que los pronósticos daban perdedora contra Serena Williams, la gran favorita de un torneo que conquistó en 2002.
Serena, además, y pese a haber estado este año un periodo lejos de las pistas, había ofrecido buenas sensaciones en lo que se llevaba de semana en la que no cedió un sólo set en los tres partidos disputados. Tampoco Capriati había perdido set alguno, pero sus precedentes con Serena (9-4 hasta hoy a favor de la Williams), sobre todo con las 8 últimas confrontaciones perdidas ante ella, unido a que en Roma nunca había brillado su tenis, la conferían el papel de víctima.
Mauresmo, en el partido que abrió la jornada, lo tuvo aún más fácil ante la joven promesa Zvonareva, a la que derrotó con facilidad en apenas 65 minutos. Es el tercer triunfo de la francesa sobre la rusa en otros tantos enfrentamientos entre ambas. El partido apenas tuvo historia, pese a unos inicios donde a Mauresmo no le entraba el saque y cometía dobles faltas. Pero reaccionó pronto y puso en liza una mayor determinación y calidad de golpes, ante los cuales Zvonareva se encontró desarmada.
A la rusa de 19 años le queda aún mucha experiencia por adquirir y no supo sacar más ventaja que descontar hasta el 5-3. En el noveno juego, con su saque, Mauresmo disipó todas las dudas y se plantó en cuarta final del año (Sydney, Amelia Island y Berlín). De ellas ganó sólo en tierras alemanas. En Berlín se vio las caras con Capriati, a la que ganó con facilidad (6-2 y 6-0). Fue el décimo enfrentamiento entre ambas (6-4 para la francesa, que ha gando los últimos cinco). Mañana se volverán a ver las caras y gane quien gane, es seguro, que el Abierto de Italia estrenará nombre en su palmarés de vencedora.
Serena, además, y pese a haber estado este año un periodo lejos de las pistas, había ofrecido buenas sensaciones en lo que se llevaba de semana en la que no cedió un sólo set en los tres partidos disputados. Tampoco Capriati había perdido set alguno, pero sus precedentes con Serena (9-4 hasta hoy a favor de la Williams), sobre todo con las 8 últimas confrontaciones perdidas ante ella, unido a que en Roma nunca había brillado su tenis, la conferían el papel de víctima.
Mauresmo, en el partido que abrió la jornada, lo tuvo aún más fácil ante la joven promesa Zvonareva, a la que derrotó con facilidad en apenas 65 minutos. Es el tercer triunfo de la francesa sobre la rusa en otros tantos enfrentamientos entre ambas. El partido apenas tuvo historia, pese a unos inicios donde a Mauresmo no le entraba el saque y cometía dobles faltas. Pero reaccionó pronto y puso en liza una mayor determinación y calidad de golpes, ante los cuales Zvonareva se encontró desarmada.
A la rusa de 19 años le queda aún mucha experiencia por adquirir y no supo sacar más ventaja que descontar hasta el 5-3. En el noveno juego, con su saque, Mauresmo disipó todas las dudas y se plantó en cuarta final del año (Sydney, Amelia Island y Berlín). De ellas ganó sólo en tierras alemanas. En Berlín se vio las caras con Capriati, a la que ganó con facilidad (6-2 y 6-0). Fue el décimo enfrentamiento entre ambas (6-4 para la francesa, que ha gando los últimos cinco). Mañana se volverán a ver las caras y gane quien gane, es seguro, que el Abierto de Italia estrenará nombre en su palmarés de vencedora.