L D (EFE) En aquella ocasión, los problemas económicos derivados de la imposibilidad de hacer frente al canon de 368 millones de pesetas que exigía la ACB impidieron hacer efectivo el ascenso, lo que supuso la desaparición del club bilbaíno.
Un decenio después, los dirigentes del Bilbao Basket deberán ahora intensificar sus gestiones para evitar la repetición de lo ocurrido en 1994. El 31 de mayo de ese año, el Caja Bilbao lograba el ascenso a la ACB tras ganar al Juventud Alcalá (86-75) en el último partido de las semifinales de Primera División. Posteriormente, se proclamaría campeón de esta categoría al superar al Salamanca, que sí cumplió todos los requisitos y materializó el ascenso.
De aquel equipo solo quedan el mencionado entrenador, Txus Vidorreta, y el actual campeón del equipo vasco, Patrik Sáinz de Ugarte, que en aquel momento era jugador junior. El origen del declive del baloncesto de elite en Vizcaya estaba en la temporada 1990-1991, en la que el Caja Bilbao descendió de la ACB, en la que había permanecido durante cinco temporadas consecutivas, tras perder ante el Puleva Granada la última eliminatoria por la permanencia. Se cerraba de esta forma un periplo que el Caja Bilbao había iniciado en 1986 cuando, con José Antonio Figueroa como entrenador, ascendió a la ACB solo tres años después de su creación.
Ahora, han sido cuatro los años que ha necesitado el Bilbao Basket para devolver al baloncesto vizcaíno a la elite. En su primera temporada de existencia, la 2000-2001, el club vizcaíno pasó apuros para permanecer en la LEB-2, categoría de nueva creación y en la que inició su andadura merced a una invitación de la Federación Española de Baloncesto.
A partir de la campaña 2001-2002, la de la llegada de Vidorreta al banquillo, la trayectoria de los bilbaínos ha sido imparable: ascenso a la LEB en la misma 2001-2002, disputa de la eliminatoria de ascenso (fue eliminado por el Baloncesto León en cuartos de final) en la 2002-2003 y el definitivo ascenso confirmado hoy en el presente ejercicio. El progresivo incremento de aficionados en los partidos del pabellón de La Casilla hasta superar los 5.000 en el último partido y la mayor vinculación institucional apreciada son factores que pueden ayudar a que, esta vez, el proyecto se consolide y Bilbao recupere un puesto en la elite del baloncesto.
Un decenio después, los dirigentes del Bilbao Basket deberán ahora intensificar sus gestiones para evitar la repetición de lo ocurrido en 1994. El 31 de mayo de ese año, el Caja Bilbao lograba el ascenso a la ACB tras ganar al Juventud Alcalá (86-75) en el último partido de las semifinales de Primera División. Posteriormente, se proclamaría campeón de esta categoría al superar al Salamanca, que sí cumplió todos los requisitos y materializó el ascenso.
De aquel equipo solo quedan el mencionado entrenador, Txus Vidorreta, y el actual campeón del equipo vasco, Patrik Sáinz de Ugarte, que en aquel momento era jugador junior. El origen del declive del baloncesto de elite en Vizcaya estaba en la temporada 1990-1991, en la que el Caja Bilbao descendió de la ACB, en la que había permanecido durante cinco temporadas consecutivas, tras perder ante el Puleva Granada la última eliminatoria por la permanencia. Se cerraba de esta forma un periplo que el Caja Bilbao había iniciado en 1986 cuando, con José Antonio Figueroa como entrenador, ascendió a la ACB solo tres años después de su creación.
Ahora, han sido cuatro los años que ha necesitado el Bilbao Basket para devolver al baloncesto vizcaíno a la elite. En su primera temporada de existencia, la 2000-2001, el club vizcaíno pasó apuros para permanecer en la LEB-2, categoría de nueva creación y en la que inició su andadura merced a una invitación de la Federación Española de Baloncesto.
A partir de la campaña 2001-2002, la de la llegada de Vidorreta al banquillo, la trayectoria de los bilbaínos ha sido imparable: ascenso a la LEB en la misma 2001-2002, disputa de la eliminatoria de ascenso (fue eliminado por el Baloncesto León en cuartos de final) en la 2002-2003 y el definitivo ascenso confirmado hoy en el presente ejercicio. El progresivo incremento de aficionados en los partidos del pabellón de La Casilla hasta superar los 5.000 en el último partido y la mayor vinculación institucional apreciada son factores que pueden ayudar a que, esta vez, el proyecto se consolide y Bilbao recupere un puesto en la elite del baloncesto.