L D (EFE) Tonkov remataba una buena jornada realizada por su compañero Stefano Garzelli, uno de los favoritos para el podio y que se metía en una escapada llegando a tener hasta casi tres minutos de ventaja sobre Cunego.
El ruso se llevaba la victoria, la séptima en sus diferentes participaciones en el Giro, invirtiendo en los 153 kilómetros de viaje entre Brunico y Fondo Sarnonico un tiempo de tres horas, 40 minuto y 5 minutos, 2:14 minutos menos que el italiano Bertolini, uno de los más activos de la jornada al estar en todas las escapadas, y casi tres minutos con respecto al grupo principal del líder. La general no sufre cambios y sigue comandada por Cunego, seguido de los ucranianos Sergey Honchar a 1:14 y Yaroslav Popovych a 2:22; mientras que el ganador del pasado año, Gilberto Simoni, sigue a 2:37 y el también italiano Stefano Garzelli a 4:26 minutos.
Ha sido una jornada de mucho miedo al llegar después del día descanso y previa a las dos etapas de alta montaña con los legendarios Gavia y Mortirolo de por medio. Respeto en la salida entre los primeros de la general, consideración que pronto desapareció debido a los numerosos ataques. Muchas probaturas y también algún que otro sobresalto y desfallecimiento. Fue Garzelli el que tanteo al todopoderoso Saeco de Cunego y Simoni. Por algunos momentos los puso contra las cuerdas, pues el joven y flamante líder tuvo problemas para responderle y también con su bicicleta que tuvo que cambiar en un par de ocasiones.
Garzelli, ganador en 2000, se metió en una escapada que llegó a abrir un hueco de hasta casi tres minutos, pero llegaba a su fin en la primeras rampas del alto de Mendola, volviendo la tranquilidad en el grupo, aunque el italiano Figueras, una de las revelaciones en lo que va de Giro, sufría un monumental desfallecimiento que le costó un retraso de 14 minutos. Tonkov no dudaba en atacar. Éste, únicos ruso que ha logrado ganar el Giro junto a Eugeni Berzin, era el protagonista en la parte final de la carrera, pues salió del grupo como un poseso. Primero fue alcanzando y superando a los numerosos corredores que estaban intercalados con el grupo principal y, tras superar la cima del Mendola, a 50 kilómetros de la línea de meta, pasaba a comandar la carrera y presentarse a lo campeón en la meta de Fondo Sarnonico celebrando su triunfo con un corte de mangas.
Este viernes se disputará la decimoctava etapa, con salida en la localidad de Cles val di Non, al pie de los Dolomitas y llegada en la estación de Bormio 2000, tercero y último final de la jornadas en alto. Es una de las etapas reinas, pues por medio se encuentran los míticos puertos del Tonale, catalogado de segunda y que en sus 15 kilómetros de subida existen rampas que llegan hasta el diez por ciento. Luego está el legendario Gavia, techo de la presente edición del Giro con 2.613 metros de altitud. Son 16 kilómetros de subida, con un desnivel medio del ocho por ciento, aunque en algunos tramos se llega al 16. Para rematar el menú de alta montaña la estación alpina de Bormio 2000. Son cerca de diez kilómetros de subida, bastante tendidos, con pocos kilómetros para recuperar y con rampas que llegan al 12 por ciento, siendo la media del 7,5. Una etapa que pondrá a cada cual en su sitio en espera del temido Mortirolo y que debe de dejar la carrera vista para sentencia.
El ruso se llevaba la victoria, la séptima en sus diferentes participaciones en el Giro, invirtiendo en los 153 kilómetros de viaje entre Brunico y Fondo Sarnonico un tiempo de tres horas, 40 minuto y 5 minutos, 2:14 minutos menos que el italiano Bertolini, uno de los más activos de la jornada al estar en todas las escapadas, y casi tres minutos con respecto al grupo principal del líder. La general no sufre cambios y sigue comandada por Cunego, seguido de los ucranianos Sergey Honchar a 1:14 y Yaroslav Popovych a 2:22; mientras que el ganador del pasado año, Gilberto Simoni, sigue a 2:37 y el también italiano Stefano Garzelli a 4:26 minutos.
Ha sido una jornada de mucho miedo al llegar después del día descanso y previa a las dos etapas de alta montaña con los legendarios Gavia y Mortirolo de por medio. Respeto en la salida entre los primeros de la general, consideración que pronto desapareció debido a los numerosos ataques. Muchas probaturas y también algún que otro sobresalto y desfallecimiento. Fue Garzelli el que tanteo al todopoderoso Saeco de Cunego y Simoni. Por algunos momentos los puso contra las cuerdas, pues el joven y flamante líder tuvo problemas para responderle y también con su bicicleta que tuvo que cambiar en un par de ocasiones.
Garzelli, ganador en 2000, se metió en una escapada que llegó a abrir un hueco de hasta casi tres minutos, pero llegaba a su fin en la primeras rampas del alto de Mendola, volviendo la tranquilidad en el grupo, aunque el italiano Figueras, una de las revelaciones en lo que va de Giro, sufría un monumental desfallecimiento que le costó un retraso de 14 minutos. Tonkov no dudaba en atacar. Éste, únicos ruso que ha logrado ganar el Giro junto a Eugeni Berzin, era el protagonista en la parte final de la carrera, pues salió del grupo como un poseso. Primero fue alcanzando y superando a los numerosos corredores que estaban intercalados con el grupo principal y, tras superar la cima del Mendola, a 50 kilómetros de la línea de meta, pasaba a comandar la carrera y presentarse a lo campeón en la meta de Fondo Sarnonico celebrando su triunfo con un corte de mangas.
Este viernes se disputará la decimoctava etapa, con salida en la localidad de Cles val di Non, al pie de los Dolomitas y llegada en la estación de Bormio 2000, tercero y último final de la jornadas en alto. Es una de las etapas reinas, pues por medio se encuentran los míticos puertos del Tonale, catalogado de segunda y que en sus 15 kilómetros de subida existen rampas que llegan hasta el diez por ciento. Luego está el legendario Gavia, techo de la presente edición del Giro con 2.613 metros de altitud. Son 16 kilómetros de subida, con un desnivel medio del ocho por ciento, aunque en algunos tramos se llega al 16. Para rematar el menú de alta montaña la estación alpina de Bormio 2000. Son cerca de diez kilómetros de subida, bastante tendidos, con pocos kilómetros para recuperar y con rampas que llegan al 12 por ciento, siendo la media del 7,5. Una etapa que pondrá a cada cual en su sitio en espera del temido Mortirolo y que debe de dejar la carrera vista para sentencia.