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Jesús María Lariz Iriondo, "uno de los más buscados en Iberoamérica"

Jesús María Lariz Iriondo, participó a comienzos de los años ochenta en varios atentados contra oficinas bancarias y en uno contra la Guardia Civil. Este último se produjo el 9 de octubre de 1984 mediante la explosión de una bomba en Eibar (Guipúzcoa) que no causó víctimas porque explotó antes de que la patrulla del Instituto Armado llegara al lugar previsto. Tras sus múltiples arrestos y traslados, el entonces ministro del Interior, Ángel Acebes, lo calificó en 2002 como "uno de los más buscados de Iberoamérica".

L D (EFE) En 1988 se instaló en Uruguay, aunque no hubo noticias de él hasta mayo de 1992, cuando la policía uruguaya desplegó el llamado "operativo dulce" contra miembros de ETA que se habían instalado en Uruguay tras el fracaso de las conversaciones de Argel y habían montado dos restaurantes especializados en cocina vasca. Después de una investigación que se prolongó durante más de un año, el 15 de mayo fueron detenidas trece personas supuestamente vinculadas a ETA, entre ellas Lariz Iriondo, y cerrado el restaurante La Trainera, situado en el barrio de Pocitos de Montevideo, en el que Lariz trabajaba como cocinero, y una sucursal de este establecimiento en Punta del Este.

Lariz Iriondo tenía pendiente un sumario en la Audiencia Nacional por pertenencia a banda armada, detención ilegal, tenencia de explosivos y armas y estragos, por lo que las autoridades españolas solicitaron su extradición. Sin embargo, los tribunales uruguayos rechazaron la demanda en primera y segunda instancia al considerar que los delitos por los que se reclamaba al etarra no estaban contemplados en el tratado de extradición vigente entre los dos países. El 8 de julio de 1993 Lariz fue puesto en libertad.

En agosto de 1994, la extradición a España de tres de los detenidos en 1992 (Jesús Goitía, Luis María Lizarralde y Mikel Ibáñez) provocó graves disturbios en Montevideo con enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y manifestantes. El 12 de noviembre de 2001 la policía detuvo a Lariz de nuevo en el restaurante en el que trabajaba y se incautó de un disco informático con textos a favor de ETA, por lo que fue procesado por un delito de "asistencia a un delito de asociación para delinquir". El 21 de diciembre salió en libertad provisional.

El 28 de junio de 2002 España solicitó de nuevo su extradición y Lariz fue apresado el 30 de julio y conducido ante la juez Aída Vera, que dictaminó arresto administrativo a la espera de la resolución de su extradición. El etarra ingresó en la Cárcel Central de Montevideo. El entonces ministro del Interior, Ángel Acebes, afirmó que Lariz era el máximo responsable de la banda terrorista en Uruguay y "uno de los más buscados en Iberoamérica". Además mostró su confianza en que fuera extraditado después de la reforma del tratado entre España y Uruguay que en 1997 estableció que los delitos de terrorismo no se podían considerar como políticos.

Sin embargo, la Justicia uruguaya decidió que la extradición no era posible porque en 1992 había sido ya juzgado y se había determinado no entregarle al país solicitante. El 22 de noviembre de 2002 las autoridades de Uruguay expulsaron a Argentina a Jesús María Lariz, que al llegar al aeropuerto de Buenos Aires fue detenido en virtud de una orden de detención internacional dictada por el juez Baltasar Garzón. El etarra ingresó en prisión en espera de la llegada de la demanda de extradición española. El 25 de noviembre Lariz pidió refugio en Argentina y alegó que la justicia española le persigue "por razones políticas".

El 13 de diciembre el Consejo de Ministros acordó pedir a las autoridades argentinas la extradición del presunto etarra. El 5 de febrero de 2003 una jueza uruguaya solicitó al Gobierno de su país que gestione el regreso a Uruguay de Lariz, al considerar que su expulsión vulnera "el sagrado principio de separación de poderes" y que, por ello, la medida es "inconstitucional".

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