(Libertad Digital) El sábado 13 de noviembre un "informe reservado" de la Guardia Civil viajó en avión desde Asturias a Madrid. En dicho documento se recogían las declaraciones de los mandos y agentes que habían participado directa o indirectamente en la Operación Serpiente –el operativo supuestamente articulado en 2001 para certificar si realmente existía una trama de tráfico ilegal de explosivos en Asturias.
Según cuenta este lunes El Comercio, la Dirección General de la Benemérita llegó a la conclusión tras examinar el informe que, con la información que se recogía en esos documentos, no se podían exigir dimisiones entre los mandos ni tampoco imputar negligencias a la cadena de mando. Sin embargo, ese mismo sábado la cúpula de la Benemérita en Madrid tiene que enterarse por la prensa asturiana y por el diario El Mundo que el confidente "Lavandero" no sólo se reunió con el agente Jesús Campillo sino que también en 2001 mantuvo hasta ocho reuniones con mandos intermedios. Incluso se descubre que hay otra cinta que recoge las denuncias del confidente y que al parecer fue grabada por el entonces teniente Carlos Montero.
Entonces, los máximos responsables de la Guardia Civil se ponen en contacto con el coronel Luis Antonio Búrdalo, recientemente nombrado jefe de la Benemérita en Asturias, y le ordenan que redacte un segundo informe centrado en exclusiva, eso sí, en la Comandancia de Gijón.
Las diferencias entre "información reservada" e "investigación interna"
Cumpliendo esas órdenes, el coronel Búrdalo abre una "información reservada" y no una investigación interna. La diferencia está en que en el primer formato los agentes no están obligados a contestar, aunque la pregunta venga directamente de un superior. Además, de la investigación interna se tendría que hacer cargo Asuntos Internos (que depende de la UCO y que tiene su sede en Madrid). Fuentes de la Guardia Civil asturiana recuerdan que Búrdalo tendrá que investigar a sus hombres y esto podría influir en su trabajo. Además, las mismas fuentes recuerdan que por cosas menores la Dirección de la Guardia Civil ha adoptado en el pasado medidas cautelares.
El hecho es que el domingo el coronel Búrdalo entrevistó al teniente coronel Antonio Rodríguez Bolinaga –de quien dependía el agente campillo y a quien en un principio la Guardia Civil encargó la investigación– y al teniente de Inteligencia, Jesús Gómez –que estaba en una misión en Mozambique cuando se hicieron las denuncias en 2001. También sometió a un tenso interrogatorio al ahora capitán Montero, que tras la vuelta de Gómez de Mozambique fue trasladado al País Vasco.
Parece que la misión del coronel Búrdalo es recabar información con la que después exigir dimisiones, aunque sin llegar hasta el máximo responsable del Instituto Armado en Asturias en 2001, el estrenado general Pedro Laguna. Conviene recordar que el agente Robles decidió sacar a la luz la famosa cinta después de ver como sus superiores –Laguna y el teniente coronel Fernando Aldea– no decían nada de la grabación en su comparecencia en la comisión del 11-M.