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El Tour presenta un recorrido anti-Armstrong y con menos kilómetros contrarreloj

Los organizadores del Tour de Francia han presentado este jueves en París un recorrido para la edición de 2005 en la que destaca la reducción de los kilómetros contrarreloj y el mantenimiento de las dificultades montañosas, una forma de dificultar la séptima victoria del estadounidense Lance Armstrong.

Los organizadores del Tour de Francia han presentado este jueves en París un recorrido para la edición de 2005 en la que destaca la reducción de los kilómetros contrarreloj y el mantenimiento de las dificultades montañosas, una forma de dificultar la séptima victoria del estadounidense Lance Armstrong.
L D (EFE) El ciclista tejano, gran ausente en el Palacio de Congresos de la capital francesa durante el acto de presentación del Tour 2005, se verá privado de 40 kilómetros de lucha contra el crono y sólo dispondrá de una larga contrarreloj, su gran especialidad. Por el contrario, en los 3.500 kilómetros de recorrido, los organizadores han mantenido las tres llegadas en alto y los 21 puertos de montaña, repartidos en tres etapas en los Alpes y otras tantas en los Pirineos, además de una en los Vosgos y otra en el Macizo Central.

El trayecto contiene material suficiente para que los rivales de Armstrong le planten cara y no se repita su dominio absoluto de la pasada edición, que, según ha confesado el director de la prueba, Jean-Marie Leblanc, "decepcionó" un poco a los organizadores.

El Tour de Francia empezará el día 2 de julio en Fromentine y tendrá como escenario la isla de Noirmoutier, donde el pelotón se disputará el primer maillot amarillo en una contrarreloj de 19 kilómetros, demasiado larga para haberse ganado el calificativo de prólogo y demasiado corta para compensar la ausencia de una de las dos "kilometradas" de ediciones anteriores. El inicio será "inédito", según Leblanc, no sólo porque será la primera vez que el Tour arranque con una contrarreloj, sino porque por primera vez se disputará una etapa completa en una isla.

Tras dos jornadas de transición, que se disputarán hacia el interior del país, el pelotón llegará a Tours, donde se disputará una contrarreloj por equipos de 66 kilómetros, una disciplina que ya se disputó el año pasado y en la que la ventaja de Armstrong parece más matizada. La combinación de la larga primera etapa y de la contrarreloj colectiva privará a la primera semana de la lucha por el maillot amarillo que suelen protagonizar los sprinters, ya que las bonificaciones tendrán menos influjo. El pelotón seguirá hacia el noreste del país hasta que en la séptima etapa entre en territorio alemán, donde hará 178 kilómetros repartidos en dos etapas y con un sólo final, en Karlsruhe.

El contacto con la montaña se producirá en el macizo de los Vosgos en la novena etapa con seis ascensiones de media y alta montaña, entre ellas el Ballon d'Alsace, que en 1905 se convirtió en el primer puerto de la historia del Tour. Entre Vosgos y Alpes los ciclistas viajarán en avión y se ganarán la primera jornada de descanso antes de afrontar tres duras etapas. La primera con final en Courchevel y que incluye la ascensión al complicado Cormet de Roselend; la segunda, sin tregua, incluye la Madeleine, la casi total ascensión al Telegraphe y la subida al Galibier, aunque la meta está en descenso. Y la tercera, de menor calado, obligará a subir el Corobin.

Tras una etapa de transición, los ciclistas se encontrarán con los Pirineos y dos finales en alto, el primero en Ax 3 Domaines y el segundo en el Plat d'Adet, tras haber ascendido el Portet d'Aspet, el Col de Menté, el Portillon, el Peyresourde y el Val Louron-Azet. Después de una jornada de descanso todavía quedará una montaña pirenaica, la del Marie-Blanche y el mítico Aubisque, aunque el final será en plano, en la localidad de Pau. El final de los Pirineos no significará el final de la montaña, ya que a tres días del final los ciclistas afrontarán el Macizo Central entre Issoire y Le Puy-en-Velay.

Antes del paseo triunfal por los Campos Elísos, la clasificación quedará perfilada en la contrarreloj del penúltimo día con salida y llegada en Saint-Etienne y que, con sus 55 kilómetros, será la única oportunidad para que los especialistas contra el crono se saquen la espina de la montaña. Aunque Leblanc ha alertado de que el recorrido es "accidentado y sinuoso", un aviso para que nadie fíe toda su suerte a esa carta. Ni siquiera Armstrong.

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