L D (EFE) El presidente de la asociación sueca de árbitros, Bob Karlsson, ha declarado a la agencia de prensa TT: "No quiero entrar en detalles. Deberá ser Anders quien hable. Las amenazas son realmente serias. Hemos hablado y confirmo que deja el arbitraje". El 23 de febrero, Frisk dirigió el encuentro FC Barcelona-Chelsea (2-1), correspondiente a la ida de octavos de final de la Liga de Campeones, tras el que fue duramente criticado por el técnico del conjunto inglés, el portugués José Mourinho. "Yo escogería a Frisk porque quizá nos ayudaría, al igual que les ayudó a ellos,", ironizó Mourinho al ser preguntado sobre sus preferencias arbitrales para el encuentros de vuelta.
En noviembre, Frisk aseguró que no volvería a arbitrar en el Olímpico de Roma, donde dos meses antes había sido agredido con una moneda durante el transcurso del partido Roma-Dinamo de Kiev de la Liga de Campeones, que fue suspendido por ese incidente. El pasado día 8, Frisk y sus dos jueces de línea, Kenneth Petersson y Peter Ekstroem, anunciaron la creación de una empresa dedicada a la importación de vinos.
Frisk reveló que desde el partido de Liga de Campeones entre el Barcelona y el Chelsea recibió amenazas por teléfono y correo electrónico y postal, que tomó la decisión el pasado jueves por la noche y que, este viernes, tras recibir una nueva amenaza por teléfono, comunicó su determinación a la UEFA. El colegiado sueco, quien rehúsa denunciar el caso a la policía porque dice querer olvidarlo cuanto antes, confesó sentirse triste pero también aliviado, y aunque reconoció que iba a extrañar el arbitraje, señaló que la "escalada progresiva" de las amenazas le habían obligado a retirarse tras consultarlo con su familia.
Sobre los incidentes en el Camp Nou, se mostró perplejo por toda la polémica desatada e insistió en que no ocurrió nada especial. "No entiendo lo que pasó, que una decisión correcta que provoca una expulsión tenga consecuencias tales que un apretón de manos cordial con el entrenador de casa provoque tal enfado. Me han educado para ser cortés y siempre respondo al saludo, pero se ve que no hay sitio para la cortesía", señaló el árbitro sueco.
Frisk negó también que el técnico del Barcelona, Frank Rijkaard, hubiera entrado en su vestuario, y se defendió diciendo que tenía la suficiente experiencia como para saber que estaba prohibido y que es "muy trágico" recibir una acusación así tras su larga carrera. "Lo que hice en Barcelona fue lo correcto, pero ni en mis más extrañas fantasías pude imaginarme que esto fuera a ocurrir", señaló el colegiado, quien se siente apenado porque reconoció que desde niño siempre le ha gustado el Chelsea.
En noviembre, Frisk aseguró que no volvería a arbitrar en el Olímpico de Roma, donde dos meses antes había sido agredido con una moneda durante el transcurso del partido Roma-Dinamo de Kiev de la Liga de Campeones, que fue suspendido por ese incidente. El pasado día 8, Frisk y sus dos jueces de línea, Kenneth Petersson y Peter Ekstroem, anunciaron la creación de una empresa dedicada a la importación de vinos.
Frisk reveló que desde el partido de Liga de Campeones entre el Barcelona y el Chelsea recibió amenazas por teléfono y correo electrónico y postal, que tomó la decisión el pasado jueves por la noche y que, este viernes, tras recibir una nueva amenaza por teléfono, comunicó su determinación a la UEFA. El colegiado sueco, quien rehúsa denunciar el caso a la policía porque dice querer olvidarlo cuanto antes, confesó sentirse triste pero también aliviado, y aunque reconoció que iba a extrañar el arbitraje, señaló que la "escalada progresiva" de las amenazas le habían obligado a retirarse tras consultarlo con su familia.
Sobre los incidentes en el Camp Nou, se mostró perplejo por toda la polémica desatada e insistió en que no ocurrió nada especial. "No entiendo lo que pasó, que una decisión correcta que provoca una expulsión tenga consecuencias tales que un apretón de manos cordial con el entrenador de casa provoque tal enfado. Me han educado para ser cortés y siempre respondo al saludo, pero se ve que no hay sitio para la cortesía", señaló el árbitro sueco.
Frisk negó también que el técnico del Barcelona, Frank Rijkaard, hubiera entrado en su vestuario, y se defendió diciendo que tenía la suficiente experiencia como para saber que estaba prohibido y que es "muy trágico" recibir una acusación así tras su larga carrera. "Lo que hice en Barcelona fue lo correcto, pero ni en mis más extrañas fantasías pude imaginarme que esto fuera a ocurrir", señaló el colegiado, quien se siente apenado porque reconoció que desde niño siempre le ha gustado el Chelsea.