L D (EFE) Gales se enfrentará a Irlanda en la última jornada, en Cardiff, en un partido en el que los locales son los favoritos para hacerse con el campeonato. Francia, por su parte, jugará contra Italia en Roma a la espera del fallo de los galeses y del average entre los tres.
El partido comenzó con el dominio absoluto por parte de los galeses, que en el minuto tres ya pusieron en evidencia a la defensa local, muy floja a lo largo del partido. Ryan Jones fue el encargado de abrir el marcador, y Rhys Williams le siguió en el minuto 10 con otro ensayo en solitario tras el fallo en un pase de los jugadores escoceses. A los dos primeros ensayos les siguieron otros tres de Shane Williams y dos del zaguero Morgan, hasta sumar cinco que dejaron ya en los primeros 40 minutos sentenciado el encuentro. Además, el apertura Stephen Jones no falló una sola transformación de los galeses y pasó entre palos el único golpe de castigo con el que el colegiado surafricano Jonathan Kapland sancionó a Escocia.
Sólo con otro golpe de castigo, pasado por Chris Patterson, pudo anotar sus paupérrimos tres puntos en el primer tiempo la selección local, que renunció a lanzar a palos otro golpe cuando se cumplía el primer tiempo y jugó el balón a la mano en busca de su ensayo. Pero la defensa galesa frenó el ataque del Quince del Cardo cuando sus jugadores estaban a punto de cruzar la línea de marca galesa. Fue otro golpe moral para los locales, que se fueron humillados a los vestuarios.
El segundo período comenzó con los galeses de nuevo dominando el partido con el sexto ensayo, otro del ala Williams. Y cuando Escocia parecía acabada con 3-43 en el marcador, sin capacidad de reacción, llegaron los mejores minutos de los locales, que encerraron a los visitantes en su campo y les endosaron tres ensayos consecutivos, obra de Craig, R. Lamont y Patterson, sólo contestados por el segundo golpe de castigo de Stephen Jones.
Si bien Gales había bajado en su juego, fueron los escoceses quienes sacaron su casta y orgullo para intentar una remontada imposible. Casi con el tiempo cumplido, Escocia pudo anotar su cuarto ensayo con una jugada en la que prácticamente intervino todo su equipo. El colegiado Kapland recurrió al juez de vídeo, el italiano Giovanni Romano, para verificar que el balón que había cruzado la línea en la mano del escocés Hogg, no había sido posado correctamente en la zona de marca de País de Gales.