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Olazábal: "A Tiger Woods le puede entrenar hasta una monja de clausura"

El golfista español José María Olazábal ha adelgazado lo justo, ha ganado en fibra y ahora levanta en sentadilla un peso máximo que dobla su peso corporal (160 kilos), aunque él reconoce que es "menos" de lo que levanta Tiger Woods. El guipuzcoano, en una entrevista a la agencia Efe, siente admiración por el Tigre, a quien le cree capaz por su control completo de ser entrenado "hasta por una monja de clausura" y a quien elegiría como compañero de partido en detrimento del fidjiano  Vijay Singh o el sudafricano Ernie Els.

El golfista español José María Olazábal ha adelgazado lo justo, ha ganado en fibra y ahora levanta en sentadilla un peso máximo que dobla su peso corporal (160 kilos), aunque él reconoce que es "menos" de lo que levanta Tiger Woods. El guipuzcoano, en una entrevista a la agencia Efe, siente admiración por el Tigre, a quien le cree capaz por su control completo de ser entrenado "hasta por una monja de clausura" y a quien elegiría como compañero de partido en detrimento del fidjiano  Vijay Singh o el sudafricano Ernie Els.

L D (EFE) A Olazábal se le notan las horas de gimnasio y el sistema que sigue bajo la supervisión de Ion Karla Lizeaga, el preparador de la plusmarquista española de pértiga, Naroa Agirre. Aunque ha incorporado a su bolsa una madera 5, el vasco -bicampeón del Masters (1994-1999)- ha logrado remontar la crisis de juego que perduró más de año y medio. Un periodo agónico, que le hizo perder su estatus mundial y la tarjeta del circuito estadounidense, en donde en sus últimas cinco actuaciones ha llegado siempre al domingo, las dos últimas en el top-ten y codeándose con los mejores del globo.

Olazábal vuelve a creer en sus posibilidades de ganar nuevamente en Augusta. Su Chaqueta Verde sigue allí, en el club georgiano, con su nombre todavía mal grabado (Olazabel) de la primera vez que se enfundó la prenda. Ha recobrado la confianza en sí mismo. Las dos horas diarias de pesas en el gimnasio han sido su pesadilla desde octubre -llegó a no poder entrar en un coche por las agujetas en músculos para él desconocidos hasta entonces-. Sigue con el gurú Butch Harmon pese a que éste ha dejado de revisar el swing de Tiger.

Entrevista de la agencia Efe a José María Olazábal

Efe: ¿Es usted en estos momentos un jugador distinto?

Olazábal: Si se refiere al aspecto físico, pues debo decir que sí. He ganado potencia, aunque no miro las estadísticas. Antes, necesitaba unos prismáticos para ver la bola de los pegadores. Ahora sólo necesito lentes de aumento.


E: ¿Es tan importante la potencia en un deporte que parece más bien de habilidad y precisión?

O: Hoy en día es importantísimo. Había que pasar por las pesas. Mire, si un ganador de hace unos años del Open USA volviera a competir, no pasaría ni el corte. Se está perdiendo la habilidad y la genialidad. La gente quiere ver eso. Con 'drivers' de 300 metros y castañazos constantes, todos contentos. La irrupción de Tiger ha tenido que ver mucho en eso. Además, los campos rondan ya los 7 mil metros. Pero le voy a decir una cosa: estamos llegando al límite. El Royal and Ancient está muy concienciado de los que ocurre en este sentido y pone trabas para que no vaya a más. Las bolas muy fiables en cuanto a vuelo y precisión han llegado al límite.


E: ¿Técnicamente es usted también mejor?

O: Sí, he mejorado. Siempre he sido un buen jugador de hierros, pero malo con el 'driver'. He trabajado para cambiar el plano del 'swing' y esto lo he trabajado también en el gimnasio gracias a la biomecánica. Soy más eficaz.


E: ¿No se ha planteado nunca tener un psicólogo deportivo como otros tantos golfistas de primera fila?

O: No lo descarto, pero de momento no lo necesito. Me basta mi experiencia para superar algunos momentos. Cuando estoy pateando la zona de prácticas y oigo lo que les dicen los psicólogos a sus pacientes me entra la risa. "Ves el agujero y ves la bola...Pues piensa que la bola es pequeña y el hoyo muy grande". No estoy preparado para este tipo de terapias.


E: ¿Cree que puede volver de nuevo a estar entre los diez mejores del mundo?

O: Si juego al nivel que creo que soy capaz podré estar arriba. No me siento inferior a nadie de los jugadores que están arriba.


E: Su vida deportiva ha estado salpicada de momentos altos y bajos..., pero usted insiste, erre que erre, para ser cada vez mejor incluso cuando se acerca a los 40 años.

O: En mi vida, por suerte o por desgracia, es verdad que he pasado momentos muy duros -casi se queda en silla de ruedas en 1995 por una grave lesión en un pie-. La vida me ha enseñado que lo importante no es estar ahí arriba, sino cuántas veces has sido capaz de levantarte después de pegarte un batacazo.


E: ¿Le sirve de estímulo que hombres que rebasan los 40 años, casos de Singh o Jiménez, estén en su mejor momento de juego?

O: Realmente es estimulante ver, por ejemplo a Jay Hass, con 50 años, rozando las victorias en muchos torneos y verle jugar con su país la Copa Ryder. Es un apoyo hasta psicológico. Si uno se cuida y no tiene lesiones, ¿por qué no voy a pensar que yo también soy capaz?



E: ¿Le debe mucho a Augusta?

O: Estoy donde estoy gracias al Masters. Para este año no me quiero meter presión. No me planteo objetivos. Lo único que espero es que el juego de estas últimas semanas me acompañe, y entonces podremos hablar de algo grande otra vez. Creo que es el Masters más igualado de los últimos años, y en ese sentido Tiger tiene una cierta ventaja fundamentada en su mayor poder mental.

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