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Olazábal, Sergio García y Jiménez, baluartes de la Armada en el Masters de Augusta

Por primera vez desde el año 2000, el estadounidense Tiger Woods, el deportista mejor pagado del mundo, acude al Masters de Augusta de golf sin el dorsal de número uno del mundo, un distintivo que ahora portará otro golfista negro, el fiyiano Vijay Singh, en el club más elitista del globo.

Por primera vez desde el año 2000, el estadounidense Tiger Woods, el deportista mejor pagado del mundo, acude al Masters de Augusta de golf sin el dorsal de número uno del mundo, un distintivo que ahora portará otro golfista negro, el fiyiano Vijay Singh, en el club más elitista del globo.
L D (EFE) El primer torneo de Grand Slam del año se presenta como el más equilibrado de los últimos seis años, desde que José María Olazábal sorprendiera al mundo con su segunda Chaqueta Verde (1999), y bajo la inquietante amenaza de tormentas y fuertes aguaceros. Que Tiger -tres veces campeón en el Augusta National (1997, 2001 y 2002)- haya perdido parte de su poder intimidatorio y que no sea el hombre a batir por excelencia modifica seriamente el guión de los últimos años.

Singh -campeón en Augusta en 2000-, los surafricanos Ernie Els y Retief Goosen, tercero y quinto del mundo, respectivamente, y el defensor del título y cuarto en el escalafón intercontinental, el zurdo Phil Mickelson, afrontan con idénticas perspectivas el asalto al primer gran título del año. Para añadir más incertidumbre al acertijo de quién será el próximo golfista que se enfundará la chaqueta más famosa del deporte profesional, la lluvia amenaza nuevamente el torneo.

En un juego como el golf, que se desarrolla durante cuatro días a la intemperie, en el que entre el golfista que abre una jornada y el que la cierra pueden transcurrir hasta seis horas; en donde un aplazamiento supone, por ejemplo, que determinados jugadores deban cumplimentar 36 hoyos en un día mientras sus rivales descansan y que los endiablados greenes del Augusta National se suavicen por la mayor receptividad que provoca el agua en esa fina hierba, significa que el abanico de candidatos va a ampliar sus dimensiones, en donde también tendrán cabida los tres españoles en liza: Olazábal, Sergio García y Miguel Ángel Jiménez.

Sin Seve Ballesteros por segundo año consecutivo -adujo una lesión ligamentosa en la rodilla-, de la terna española quizá sea Olazábal, dos veces campeón en Augusta (1994 y 1999), el que acumula más opciones para aspirar al título del primer torneo de Grand Slam del año. Su excelso conocimiento del campo y óptimo su estado de forma son los mayores argumentos para ponerle a la cabeza del trío de españoles. Olazábal, de 39 años, se crece en Augusta, más que García o Jiménez. Sabe cuando atacar y defenderse en este campo especial.

Pese a que ha logrado meterse entre los cien mejores de la lista mundial, gracias a su buena campaña en los Estados Unidos, el vasco se agiganta para este torneo frente a García, séptimo del mundo, y también con respecto a su amigo Jiménez, decimoctavo. No obstante, tanto García como el malagueño Jiménez manejan también sus opciones. El castellonense ha heredado de manos de Mickelson el título oficioso de mejor jugador del mundo sin un Grande todavía en su palmarés, después de que el zurdo ganara el año pasado precisamente el Masters.

Sin embargo, Sergio no está fino este año, especialmente con el "putt", y el campo del Augusta National si algo requiere es efectividad con ese trascendental palo. Jiménez, por su parte, regresa a Augusta gracias a su excelente campaña de 2004, en donde cosechó en Europa cuatro títulos que le devolvieron a la elite del golf mundial. Un quinto triunfo español podría ser uno de los cientos de sueños que queden interrumpidos por la pesadilla en forma de tormentas que se cierne sobre el Augusta National. El circuito estadounidense ha sufrido este año interrupciones de mayor o menor intensidad en ocho de los catorce torneos disputados hasta la fecha.

En el último, el BellSouth Classic de Duluth, la localidad próxima a Augusta, la competición tuvo que concluir el lunes con un maratón de 36 hoyos. Los pronósticos reflejan lluvia un año más, y por quinta vez consecutiva, lo que no encoge en modo alguno la enorme expectación que ha suscitado una edición más, y van 71, el torneo de golf más prestigioso del mundo.

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