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DISCURSO ÍNTEGRO del Cardenal Camarlengo Monseñor Martínez Somalo

Reproducimos a continuación y en su integridad el discurso pronunciado por Monseñor Martínez Somalo ante los Reyes de España con motivo de su visita al Vaticano para asistir a la ceremonia de entronización del Papa Benedicto XVI y al que ha tenido acceso la Cadena COPE.

Majestades:
 
 
Agradecemos la oportunidad que nos han ofrecido de encontrarnos en torno a sus personas en esta Casa de España con nuestros Embajadores ante la Santa Sede.
 
Agradecemos profundamente, Majestad, sus palabras y los sentimientos manifestados.
 
Altamente apreciamos la venida de Vuestras Majestades para asistir al comienzo solemne del Pontificado de nuestro Papa Benedicto XVI. ¡En sus personas está España! Como también estuvo recientemente con ocasión de la muerte del inolvidable Juan Pablo II con quien Vuestras Majestades mantuvieron una cercanía afectuosa, entretejida de encuentros y episodios de sincera y profunda sintonía.
 
A los deseos que Vuestra Majestad ha formulado por el feliz Pontificado del Santo Padre, corresponden los que brotan de nuestros corazones por nuestros Reyes y nuestra España; para que en ella se conserve siempre y acreciente el patrimonio de la dignidad humana personal, familiar y social, los auténticos valores éticos, naturales y religiosos que pertenecen a la misma esencia de la persona y derivan de nuestras genuinas raíces humanas y vivencias espirituales. No puede existir un auténtico progreso integral si lo material no está estimulado y vivificado por el espíritu. Cuántas veces nos recordó Juan Pablo II que quien intenta construir un mundo sin Dios, acaba construyendo un mundo contra el hombre.
 
Todo esto se encuentra en consonancia con la trayectoria doctrinal y pastoral de nuestro Santo Padre Benedicto XVI quien en su escudo episcopal trazó la línea fundamental de sus programas: “Cooperatores veritatis”, cooperadores de la verdad, de esa verdad única y sublime que es el Logos y que lleva nuestras inteligencias a encenderse ahí donde nace toda la verdad. Toda persona tiene que ser cooperadora de la verdad, toda persona tiene que razonar con inteligencia para creer y está llamada a creer para razonar con inteligencia. La fe sublima lo natural, lo enriquece y da respuestas válidas y permanentes a los límites y titubeos humanos: crede ut intelligas, intellige ut credas.
 
Majestades: Les reiteramos nuestra gratitud, con nuestros mejores deseos de felicidad, acompañados de plegarias, por sus personas, por la Familia Real y por nuestra querida España.
 
 

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