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Roger Federer entra en el "club de los grandes" tras conquistar su tercer Wimbledon seguido

Wimbledon tiene un nuevo dueño indiscutible, se llama Roger Federer y acaba de conquistar su tercer torneo londinense por tercera vez consecutiva igualando a tenistas de la talla de Pete Sampras, Bjorn Borg y Fred Perry. El suizo no tuvo problemas para derrotar de nuevo al estadounidense Andy Roddick en la final por 6-2, 7-6 y 6-4, y nada más acabar rompió a llorar como el más humilde de los seres humanos.

Wimbledon tiene un nuevo dueño indiscutible, se llama Roger Federer y acaba de conquistar su tercer torneo londinense por tercera vez consecutiva igualando a tenistas de la talla de Pete Sampras, Bjorn Borg y Fred Perry. El suizo no tuvo problemas para derrotar de nuevo al estadounidense Andy Roddick en la final por 6-2, 7-6 y 6-4, y nada más acabar rompió a llorar como el más humilde de los seres humanos.

L D (EFE) Federer se ha convertido en el tercer hombre que desde 1935 gana tres veces consecutivas en la Catedral. Y su nombre se acerca cada vez más rápidamente a los del sueco Bjorn Borg (cinco veces ganador) y Pete Sampras (siete). Cerca de cumplir 24 años tiene tiempo de superarlos. Este domingo dejó atrás, sin contemplaciones al cuarto jugador del mundo. Andy Roddick, finalista también el pasado año, tuvo que aceptar con resignación el poderío del que es ahora el mejor: "Quizás tenga que pegarle un puñetazo o hacer algo para poder ganar aquí algún día", señaló con la bandeja de subcampeón en sus manos.

En una hora y 41 minutos, con una interrupción por la lluvia de 24 minutos, cuando ya se había apuntado las dos primeras mangas, Federer hizo simple lo difícil, mágico lo complicado, lo que a otros les cuesta sudores y lágrimas. El último punto fue una demostración de la humanidad de Federer. Golpe ganador con su saque después de haber logrado en ese juego dos aces (11 en total), y el suizo cayó de rodillas, rodó por la pista y se tapó la cara con sus manos. Después se levantó y se fundió en un abrazo con Roddick. Luego, con lágrimas en los ojos levantó los brazos al público que desde la grada le veneraba.

Ya tiene el suizo cinco títulos Grandes, Abierto de Australia (2004), Wimbledon (2003, 2004 y 2005) y Abierto de Estados Unidos (2004). Sólo se le resiste Roland Garros. Su balance en la final de este domingo fue demoledor: 11 saques directos, 49 golpes ganadores y únicamente 12 errores no forzados. Y una exhibición, precisa, mágica y devastadora con su revés, especialmente el cruzado, de resto, con el que demolió el saque del de Nebraska, que tuvo una ligera oportunidad cuando se puso por delante en el segundo set 3-1.

Federer demostró ante Roddick la misma frialdad y limpieza de golpes que contra el australiano Lleyton Hewitt en semifinales. Al de Adelaida le venció por octava vez consecutiva. Al de Omaha por quinta vez (9-1), desde que Roddick fue capaz de imponerse en las semifinales de Montreal en el 2003. Es el rey de Wimbledon, donde solo el croata Mario Ancic logró vencerle en la primera ronda del 2002. Y ahora, de la mano y recibiendo los consejos de Tony Roche, su técnico, se ha hecho todavía más fuerte, más grande.

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