LD (EFE) El acusado descenso en los precios de muchas prendas que produjo la entrada masiva de productos chinos creó una situación crítica para la industria textil estadounidense, que se queja de que no poder competir con la avalancha de productos producidos por una mano de obra mucho más barata.
En las conversaciones, que se celebran estos días en un hotel de San Francisco (California), también participan representantes de los departamentos estadounidenses de Trabajo, Tesoro y Estado.
La industria textil estadounidense señala que el aumento de las importaciones chinas ha supuesto el cierre de 19 plantas y la desaparición de 26.000 puestos de trabajo durante este año. Ante esta situación, la administración del presidente George Bush volvió a imponer cuotas en algunas categorías de ropa, incluidos pantalones, camisas, ropa interior y calcetines. Sin embargo, la industria desea que las cuotas alcancen a más categorías de productos.
En las conversaciones, que se celebran estos días en un hotel de San Francisco (California), también participan representantes de los departamentos estadounidenses de Trabajo, Tesoro y Estado.
La industria textil estadounidense señala que el aumento de las importaciones chinas ha supuesto el cierre de 19 plantas y la desaparición de 26.000 puestos de trabajo durante este año. Ante esta situación, la administración del presidente George Bush volvió a imponer cuotas en algunas categorías de ropa, incluidos pantalones, camisas, ropa interior y calcetines. Sin embargo, la industria desea que las cuotas alcancen a más categorías de productos.
La Unión Europea alcanzó en junio pasado un pacto con China que permite un crecimiento del 12,5 por ciento al año en la importación textil, un porcentaje que la industria estadounidenses considera demasiado alto.