L D (EFE) La "XX Jornada Mundial de la Juventud" que se celebrará en Colonia será la mayor manifestación religiosa que se vive en Alemania desde la II Guerra Mundial, y supondrá un "enorme desafío" para los servicios de seguridad, según ha declarado el Ministro del Interior alemán Otto Schily. Más de medio millón de jóvenes de todo el mundo se esperan en la ciudad en los próximos días.
Colonia será la primera visita oficial que hará el Papa fuera del Vaticano, y lo hace precisamente a su país, donde tan sólo el 32 por ciento de los alemanes se considera católico. El semanario alemán der Spiegel ha publicado que "cuando el Papa aterrice en Colonia, lo hará en un país extraño, las iglesias están vacías, los políticos no son creyentes y la gente del este del país sigue sin tener un Dios".
No obstante, Benedicto XVI ha declarado que "no hay que mirar sólo lo que hay de enfermo y cansado en la historia europea", y acoge este encuentro con los jóvenes con la esperanza de que se tome un nuevo rumbo y se "recupere la raíz cristiana de Europa", como así lo hizo Juan Pablo II.
Cerca de 6.200 personas informarán de este importante acontecimiento que contará con unas insólitas medidas de seguridad que cuentan con aviones de la OTAN, más de 6.000 agentes policiales, varios equipos de buzos que rastrean el río Rin, al que se le sumarán 6.000 bomberos y socorristas así como varios hospitales de campaña que proporcionaran una completa asistencia a los cientos de miles de fieles que albergará la capital renana.
Benedicto XVI pide que permanezcan los crucifijos en los lugares públicos
En declaraciones a Radio Vaticana, el Papa Benedicto XVI ha pedido que no se quiten los crucifijos de los lugares públicos ya que "es importante que Dios esté presente en la vida pública con la señal de la cruz, en las casas y en los edificios públicos".
De esta manera entró en un debate que se ha producido en numerosos países y que en el caso de Italia, donde la influencia Vaticana es notable en la vida política, ha tenido incluso una vertiente judicial en 2003, cuando un juez ordenó la retirada de los crucifijos de una escuela tras la denuncia del presidente de la Unión de Musulmanes de Italia, alegando que según establece su Constitución oficialmente es un país laico.