L D (EFE) El espíritu ofrecido por todos los integrantes del cuadro español marchitaba en el olvido desde hace tiempo. Tal vez, desde que el voleibol hispano soñó con ser grande, en el Mundial de Japón 1998, donde Rafael Pascual fue designado como el mejor del universo. Mucho tiene que ver también el capitán. Implicado de lleno por rescatar a este deporte de la situación más gris de los últimos tiempos. Languidecida en su transitar por los torneos y condenada al papel de comparsa, con el que llegó a Belgrado.
Pero si alguien ha alterado la dinámica de este grupo es el preparador Oscar Novillo. Un técnico silencioso, sin aspavientos, pero trabajador, que ha sabido transmitir a sus hombres justo lo que necesitaban. España doblegó a Francia, actual subcampeón, que caminaba por el Europeo con autoridad. Invicto. Si el triunfo ante Grecia puso en órbita al cuadro de Novillo, este ante los galos ha disparado sus predicciones. Ahora está en condición de soñar con todo.
Nunca dio facilidades el conjunto hispano, que desde el principio desveló sus intenciones. Al menos, mantuvo la predisposición y el carácter que desveló ante el equipo heleno. Mantuvo el tipo, pudo ganar ya el primer set y acelerar su premio. No se desesperó el sexteto español -con la mitad de sus teóricos titulares en el banco, como Guillermo Falasca, Ismael Rodríguez y Jose Javier Suebiela, para premiar el esfuerzo y dotar de importancia a los jóvenes Manuel Sevillano, Ibán Pérez y Julián García Torres- cuando Francia arrancó el marcador.
España mantuvo la concentración. Miguel Angel Falasca y Rafa Pascual tiraban del grupo que sostenía, bien como siempre, Alexis Valido. El bloqueo funcionó con Jose Luis Moltó y Torres y eso mantuvo al equipo de Novillo a rebufo de Francia. La entrada de Guillermo Falasca palió la carencia resolutoria. Un parcial de 0-4 situó a España de cara en el marcador. Punto de partido incluido (24-25). Un par de errores devolvieron la iniciativa a Francia, que necesitó cuatro ocasiones y media hora para cerrar el set (30-28).
Nada tuvo que ver con esto la segunda manga. Un 8-1 de inicio condenó prematuramente a los españoles, tocados en el ánimo por el revés, lejos de la concentración y maltrechos físicamente. Especialmente Pascual, al que Novillo dio descanso en el tramo final del parcial (21-14), con todo su destino escrito. No perdió la cara España, que encontró su premio en el tercer set, que ofreció lo mejor de Israel Rodríguez y la contundencia de Guillermo.
Pero si alguien ha alterado la dinámica de este grupo es el preparador Oscar Novillo. Un técnico silencioso, sin aspavientos, pero trabajador, que ha sabido transmitir a sus hombres justo lo que necesitaban. España doblegó a Francia, actual subcampeón, que caminaba por el Europeo con autoridad. Invicto. Si el triunfo ante Grecia puso en órbita al cuadro de Novillo, este ante los galos ha disparado sus predicciones. Ahora está en condición de soñar con todo.
Nunca dio facilidades el conjunto hispano, que desde el principio desveló sus intenciones. Al menos, mantuvo la predisposición y el carácter que desveló ante el equipo heleno. Mantuvo el tipo, pudo ganar ya el primer set y acelerar su premio. No se desesperó el sexteto español -con la mitad de sus teóricos titulares en el banco, como Guillermo Falasca, Ismael Rodríguez y Jose Javier Suebiela, para premiar el esfuerzo y dotar de importancia a los jóvenes Manuel Sevillano, Ibán Pérez y Julián García Torres- cuando Francia arrancó el marcador.
España mantuvo la concentración. Miguel Angel Falasca y Rafa Pascual tiraban del grupo que sostenía, bien como siempre, Alexis Valido. El bloqueo funcionó con Jose Luis Moltó y Torres y eso mantuvo al equipo de Novillo a rebufo de Francia. La entrada de Guillermo Falasca palió la carencia resolutoria. Un parcial de 0-4 situó a España de cara en el marcador. Punto de partido incluido (24-25). Un par de errores devolvieron la iniciativa a Francia, que necesitó cuatro ocasiones y media hora para cerrar el set (30-28).
Nada tuvo que ver con esto la segunda manga. Un 8-1 de inicio condenó prematuramente a los españoles, tocados en el ánimo por el revés, lejos de la concentración y maltrechos físicamente. Especialmente Pascual, al que Novillo dio descanso en el tramo final del parcial (21-14), con todo su destino escrito. No perdió la cara España, que encontró su premio en el tercer set, que ofreció lo mejor de Israel Rodríguez y la contundencia de Guillermo.
También con puntos premió la labor de Moltó en la red. Mantuvo el tipo en cada atisbo de reacción francesa. Sobre todo cuando Gabriel Zobo se ponía en la línea de saque. Conservó la calma y la distancia de dos o tres tantos adquirida en la apertura del parcial (23-25).
El conjunto hispano fue a por el partido. Y prolongó su dulce momento en la apertura del cuarto set. En el que fue mejor y dominó casi hasta su ecuador (7-10). Hasta que Zobo, con un servicio demoledor instaló el equilibrio (11-10). Francia se llenó definitivamente de dudas cuando la renta de su rival se disparó a cinco puntos (16-21) aunque reaccionó. Alargó la manga y llegó a disponer de siete ocasiones para cerrar el encuentro.
El conjunto hispano fue a por el partido. Y prolongó su dulce momento en la apertura del cuarto set. En el que fue mejor y dominó casi hasta su ecuador (7-10). Hasta que Zobo, con un servicio demoledor instaló el equilibrio (11-10). Francia se llenó definitivamente de dudas cuando la renta de su rival se disparó a cinco puntos (16-21) aunque reaccionó. Alargó la manga y llegó a disponer de siete ocasiones para cerrar el encuentro.