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Miles de libaneses de todas las confesiones despiden a Tueni al grito de "castigo para Siria"

Decenas de miles de personas despidieron al diputado y periodista libanés Yibran Tueni al grito de "libertad para el Líbano y castigo para Siria", país al que se responsabiliza de su asesinato. Envueltos en llanto y la furia, libaneses de todas las confesiones recorrieron las calles de Beirut y enarbolaron banderas nacionales hasta llegar a la catedral ortodoxa de San Jorge, donde se oficiaron las exequias.

Decenas de miles de personas despidieron al diputado y periodista libanés Yibran Tueni al grito de "libertad para el Líbano y castigo para Siria", país al que se responsabiliza de su asesinato. Envueltos en llanto y la furia, libaneses de todas las confesiones recorrieron las calles de Beirut y enarbolaron banderas nacionales hasta llegar a la catedral ortodoxa de San Jorge, donde se oficiaron las exequias.
L D (EFE) Varias marchas organizadas por grupos antisirios partieron desde primera hora de la mañana desde diversos puntos de la capital y confluyeron poco después del mediodía frente a la catedral . "Queremos la cabeza de Bachar al Asad", el presidente sirio, o "Siria fuera, queremos saber la verdad" (sobre los asesinatos en el Líbano) eran algunas de las consignas más coreadas por los congregados.

Allí, el peso abrumador de la pena se mezcló con la conmoción, el cansancio y la determinación de seguir con la lucha. "Nuestros mártires han derramado su sangre por la libertad. Nosotros seguiremos su lucha", dijo a EFE Lilian Samaja, empleada de un banco. Frente a la sede del diario "An Nahar", propiedad de la familia Tueni, los gritos de la población se mezclaban con juramento que el periodista y director de la publicación había hecho en público el 14 de marzo, un mes después de que fuera asesinado en circunstancias parecidas el ex primer ministro libanés Rafic Hariri "Por el Todopoderoso, cristianos y musulmanes, proseguiremos unidos hasta obtener la liberación de nuestro país", había prometido.

El ataúd con sus restos mortales, cubierto con una enseña libanesa, llegó poco después del mediodía a la catedral, tras atravesar con dificultad un mar de personas que lo escoltó desde el cercano barrio cristiano de Achrafie. Ya en el templo, la primogénita de Tueni hizo propio el compromiso de su progenitor y pidió a los presentes no dejarse atrapar por la cólera y "permanecer unidos, cristianos y musulmanes, hasta la liberación total del Líbano".

Nayala recalcó, asimismo, que quienes buscaban un objetivo con el asesinato de su padre y el de Samir Kasir, también periodista de "An Nahar", "han fracasado". "El periódico seguirá la senda trazada por mi padre", agregó. Las escenas de dolor e ira de este miércoles recordaban a las vividas hace diez meses, tras el asesinato de Hariri.

Aquel primer crimen despertó tal sentimiento de animadversión hacia Siria que obligó al régimen de Damasco a retirar las tropas que mantenía en territorio libanés desde 1976 y abrió otro inquietante capítulo en la cruenta historia del Líbano. El nuevo Gobierno, salido de las primeras elecciones celebradas sin la tutela de Siria, aceptó la formación de una comisión internacional que investigara el magnicidio.

Su director, Detlev Mehlis, presentó esta semana las conclusiones de su trabajo y apuntó la hipótesis de que los servicios secretos sirios, en colaboración con elementos de las Fuerzas de Seguridad libaneses, estuvieran implicados en el asesinato. "Espero que la ONU haga algo para detener las matanzas. No podemos hacer frente a los sirios, que son terroristas. La ONU debe comprender que necesitamos una ayuda exterior para poner fin a esta hecatombe", dijo Aline Hachem, una ama de casa que hoy salió a despedir a Tueni.

La misma opinión expresó Jaled Hadad, un ingeniero para quien "nadie podrá matar el espíritu del 14 de marzo. Musulmanes y cristianos nos pondremos de acuerdo hasta la liberación total de nuestro país". El Consejo de Seguridad de la ONU, que se encuentra dividido sobre el tema, inició el martes una sesión especial para analizar el informe Mehlis y la sugerencia libanesa de que se cree un tribunal internacional que castigue los autores de los más de treinta atentados perpetrados en el país en el último año.

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