LD (EFE) Samsung Kauayi, portavoz gubernamental de Sudán, indicó que los trabajadores egipcios establecidos en las dos grandes ciudades de la zona, Juba y Melkal, han sido invitados a abandonar la zona de manera temporal por razones de seguridad.
"Una vez resuelto el problema", esos trabajadores podrán retornar para continuar en sus actividades, puntualizó el portavoz, citado por la prensa árabe internacional. Kauyani aprovechó la declaración para transmitir también el malestar del nuevo Gobierno del sur de Sudán por la abrupta y cruenta vía que utilizó Egipto para acabar con una acampada de cientos de sudaneses que exigían que se regularizara su estatus de refugiados y la posibilidad de viajar a Europa o América del Norte.
Fuerzas antidisturbios, apoyadas por el Ejército y la Policía local, utilizaron la noche del pasado treinta de diciembre armas y chorros de agua helada para desalojar a los sudaneses instalados desde hacía tres meses a la sede de la Alta Comisaría de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Según cifras oficiales, en la operación murieron 27 de los refugiados -la mayoría del sur de Sudán-, aunque sus representantes en la capital egipcia aseguran que la cifra de víctimas mortales supera el centenar. Alrededor de 650 de esos sudaneses permanecen detenidos por el régimen egipcio, que les acusa de violar las leyes del país y ha amenazado con expulsarlos en los próximos días.