Entre las fuertes carcajas de los chicos, la víctima se lleva la mano a la cara y se inclina, tras lo cual reaparece aturdido en la pantalla. El joven que está grabando lo ocurrido se aleja un poco del agredido, lo cual no impide percibir el daño que el bofetón le ha causado en el pómulo, que se enrojece al instante. Entre risas, el "cámara" insinúa que eso es lo que se merece "la gente que está tirada en la calle". Éste podría ser uno de los vídeos que varios conocidos de los imputados dicen haber visto en sus teléfonos móviles.
Los Mossos d'Esquadra confirmaron que el jueves una joven acudió voluntariamente a la comisaría acompañada por su madre para explicar que vio cómo uno de los detenidos le enseñaba a los jóvenes de su instituto dos vídeos a través de su teléfono móvil. Las imágenes mostraban cómo golpeaban a un indigente que caminaba por la calle. Al parecer era uno de los entretenimientos nocturnos de fin de semana de los acusados habría sido agredir y vejar a indigentes. La joven, que conocía a los inculpados, no tiene dudas de que son ellos los que aparecen el vídeo y los ha identificado con sus apodos.
El abogado de la acusación particular ejercida por la madre y la hija de la víctima, Lluís Costa, ya había hecho referencia a la declaración de una conocida de los inculpados que explicó que los jóvenes hostigaban con frecuencia a indigentes para divertirse y que incluso habrían grabado con sus móviles las imágenes de las presuntas vejaciones.
Tres testigos identificados
La juez encargada del caso, Silvia López Mejía, titular del Juzgado de Instrucción número 9 de Barcelona, tomará declaración ampliatoria a esta joven y a otros dos testigos, clientes del cibercafé frecuentado por los detenidos, que han asegurado haber visto imágenes de agresiones a indigentes en los móviles de los imputados.
También deberá acudir a declarar un joven de 20 años que compareció voluntariamente ante la Policía autonómica para explicar que la noche del 27 de noviembre del pasado año, un mes antes de que María Rosario muriera calcinada, vio cómo uno de los detenidos mayor de edad, Ricard P.B., lanzaba un pequeño contenedor de basura contra la puerta de una sucursal del BBVA de la calle Gran de Gràcia, donde se protegían del frío un grupo de indigentes.