L D (EFE) El argentino David Nalbandian y el ruso Nikolay Davydenko mostraron una fortaleza mental superior para derrotar a los españoles Albert Portas y Carlos Moyá y clasificarse para disputar la final del torneo de Estoril. Moyá controló el primer set pero cedió ante Davydenko, por 3-6, 6-2 y 6-2, y Nalbandian se impuso a Portas por 7-5 y 6-1. No obstante, hay dudas sobre si el jugador ruso, campeón en 2003, podrá luchar mañana por el título, debido a una lesión en la espalda que se produjo en el partido de cuartos contra el luxemburgués Gilles Muller y que este sábado se agravó.
"Esta mañana no sabía, incluso, si podía jugar hoy", comentó Davydenko que sólo pudo saltar a la pista para luchar contra Moyá gracias a una inyección, a unas pastillas y al masaje recibido. "Mañana, ya veremos cómo me levanto", añadió. Independientemente de la lesión de Davydenko, Moyá desperdició una buena ocasión para intentar alcanzar su tercera final del año después de la que perdió en Chennai y la que ganó en Buenos Aires.
El mallorquín tenía el partido controlado, jugaba con confianza y con un set en el bolsillo, pero cometió el despiste de perder su saque en los inicios de los siguientes sets. Eso y el fuerte viento que le descentró totalmente, le desquiciaron hasta hacerle perder un encuentro que tenía asegurado.
El semblante de Moyá cambió tras ceder ante Davydenko, más sabiendo que su primer rival en Roma, la semana próxima, será su compatriota Rafael Nadal, con 47 victorias consecutivas en tierra. "Obviamente, jugar contra Rafael no es el mejor sorteo que te puede tocar, pero cuantos más partidos gane él, antes le tocará perder, y ojalá sea contra mí, en Roma, el martes", dijo, "y si me gana, que bata el récord de Vilas, pero no obstante para vencerle tendré que jugar mucho mejor que hoy".
En la primera semifinal, el argentino David Nalbandian se mostró muy superior, para vencer a Portas en una hora y 18 minutos, y colocarse en la final sin ceder un solo set en toda la semana. No obstante, el campeón de la Copa Masters comenzó de forma dubitativa. Cedió una ventaja de 3-1 en el primer set, debido a las constantes dejadas de Portas y al fuerte viento que soplaba en la pista central, pero tardó poco en reaccionar hasta igualar 4-4 y romper finalmente en el juego duodécimo, cuando al campeón del Masters Series de Hamburgo en el 2001, le faltó algo más de inspiración.
En el segundo set, Nalbandian apenas cometió fallos. "He jugado un set perfecto", dijo después con orgullo el cordobés. Portas, que no disputaba una semifinal ATP desde septiembre del 2001 en Palermo, intentó variar el juego, y se encontró con un rival que colocaba perfectamente las bolas en su esquina, al revés, donde hacía más daño y donde construía la mayor parte de sus puntos. Esta segunda manga fue un monólogo constante del argentino que parece confiado en obtener el domingo el que sería su primer título esta temporada, después de llegar a las semifinales del Abierto de Australia, y siempre pensando en París.
"He hecho mi programación de la mejor manera posible para llegar a Roland Garros de forma perfecta", dijo Nalbandian, campeón en Estoril en 2002, "ahora juego en Roma, Hamburgo y luego en la Copa del Mundo por equipos en Dusseldorf, sé que es difícil jugar cuatro semanas seguidas y alcanzar las finales en todas pero ya veremos". Su moral es tan grande que incluso se atrevió a comentar que le da exactamente igual en qué parte del cuadro quede sorteado en París, en la de Rafael Nadal o Roger Federer. "En cualquier caso, confío en mis posibilidades y en mi juego, y en una semifinal todo puede pasar", dijo.
"Esta mañana no sabía, incluso, si podía jugar hoy", comentó Davydenko que sólo pudo saltar a la pista para luchar contra Moyá gracias a una inyección, a unas pastillas y al masaje recibido. "Mañana, ya veremos cómo me levanto", añadió. Independientemente de la lesión de Davydenko, Moyá desperdició una buena ocasión para intentar alcanzar su tercera final del año después de la que perdió en Chennai y la que ganó en Buenos Aires.
El mallorquín tenía el partido controlado, jugaba con confianza y con un set en el bolsillo, pero cometió el despiste de perder su saque en los inicios de los siguientes sets. Eso y el fuerte viento que le descentró totalmente, le desquiciaron hasta hacerle perder un encuentro que tenía asegurado.
El semblante de Moyá cambió tras ceder ante Davydenko, más sabiendo que su primer rival en Roma, la semana próxima, será su compatriota Rafael Nadal, con 47 victorias consecutivas en tierra. "Obviamente, jugar contra Rafael no es el mejor sorteo que te puede tocar, pero cuantos más partidos gane él, antes le tocará perder, y ojalá sea contra mí, en Roma, el martes", dijo, "y si me gana, que bata el récord de Vilas, pero no obstante para vencerle tendré que jugar mucho mejor que hoy".
En la primera semifinal, el argentino David Nalbandian se mostró muy superior, para vencer a Portas en una hora y 18 minutos, y colocarse en la final sin ceder un solo set en toda la semana. No obstante, el campeón de la Copa Masters comenzó de forma dubitativa. Cedió una ventaja de 3-1 en el primer set, debido a las constantes dejadas de Portas y al fuerte viento que soplaba en la pista central, pero tardó poco en reaccionar hasta igualar 4-4 y romper finalmente en el juego duodécimo, cuando al campeón del Masters Series de Hamburgo en el 2001, le faltó algo más de inspiración.
En el segundo set, Nalbandian apenas cometió fallos. "He jugado un set perfecto", dijo después con orgullo el cordobés. Portas, que no disputaba una semifinal ATP desde septiembre del 2001 en Palermo, intentó variar el juego, y se encontró con un rival que colocaba perfectamente las bolas en su esquina, al revés, donde hacía más daño y donde construía la mayor parte de sus puntos. Esta segunda manga fue un monólogo constante del argentino que parece confiado en obtener el domingo el que sería su primer título esta temporada, después de llegar a las semifinales del Abierto de Australia, y siempre pensando en París.
"He hecho mi programación de la mejor manera posible para llegar a Roland Garros de forma perfecta", dijo Nalbandian, campeón en Estoril en 2002, "ahora juego en Roma, Hamburgo y luego en la Copa del Mundo por equipos en Dusseldorf, sé que es difícil jugar cuatro semanas seguidas y alcanzar las finales en todas pero ya veremos". Su moral es tan grande que incluso se atrevió a comentar que le da exactamente igual en qué parte del cuadro quede sorteado en París, en la de Rafael Nadal o Roger Federer. "En cualquier caso, confío en mis posibilidades y en mi juego, y en una semifinal todo puede pasar", dijo.