Menú
MÁS DE SETENTA MIL PERMANECEN HACINADOS EN CAMPAMENTOS

Miles de timorenses se concentran ante los almacenes de arroz del Gobierno por la escasez de alimentos

Más de setenta mil timorenses permanecen hacinados en campamentos de refugiados ante la ola de violencia que sacude desde hace días la isla. En Dili, capital, miles de personas se concentran a las afueras de los almacenes gubernamentales para recibir sacos de arroz ante la escasez de alimentos. En las calles, tropas australianas, apoyados por numerosos tanques y vehículos blindados, patrullan para evitar actos vandálicos. El presidente Xanana Gusmao afirmó que en la zona del mercado, donde se registraron violentos enfrentamientos entre ex militares y soldados, la situación se encuentra bajo control.

Más de setenta mil timorenses permanecen hacinados en campamentos de refugiados ante la ola de violencia que sacude desde hace días la isla. En Dili, capital, miles de personas se concentran a las afueras de los almacenes gubernamentales para recibir sacos de arroz ante la escasez de alimentos. En las calles, tropas australianas, apoyados por numerosos tanques y vehículos blindados, patrullan para evitar actos vandálicos. El presidente Xanana Gusmao afirmó que en la zona del mercado, donde se registraron violentos enfrentamientos entre ex militares y soldados, la situación se encuentra bajo control.
LD (EFE) Miles de personas volvieron a concentrarse en los almacenes gubernamentales de Dili para recibir los sacos de arroz que se reparten para cubrir las necesidades básicas de la capital de Timor Oriental, donde unas setenta mil personas permanecen en campamentos de refugiados debido a la ola de violencia.
 
Una larga cola esperaba frente al almacén de arroz que el Gobierno tiene en las inmediaciones de la oficina de correos de Dili, en el centro de la ciudad, donde se reparte un saco de cincuenta kilos por cada familia. El reparto transcurrió sin incidentes y supervisado por las tropas australianas, que han desplegado varios tanques en los alrededores para evitar saqueos como el producido a primera hora, antes de la llegada de los blindados.
 
Si bien la tarde de este martes se registraron incidentes en la zona del mercado, donde las bandas enfrentadas quemaron varios puestos, este miércoles la ciudad de Dili respiraba una situación de esperanza, como manifestó el presidente, Xanana Gusmao, durante su visita a un campo de refugiados.
 
En la misión católica de Dom Bosco, en el área del aeropuerto, simpatizantes de los militares rebeldes que escaparon a las montañas quemaron una casa. El inmueble es el mayor centro de refugiados con unas trece mil personas, en su mayoría de la capital, que no se atreven a regresar a sus casas ante el temor a un rebrote de la violencia.LD (EFE) Miles de personas volvieron a concentrarse en los almacenes gubernamentales de Dili para recibir los sacos de arroz que se reparten para cubrir las necesidades básicas de la capital de Timor Oriental, donde unas setenta mil personas permanecen en campamentos de refugiados debido a la ola de violencia.
 
Una larga cola esperaba frente al almacén de arroz que el Gobierno tiene en las inmediaciones de la oficina de correos de Dili, en el centro de la ciudad, donde se reparte un saco de cincuenta kilos por cada familia. El reparto transcurrió sin incidentes y supervisado por las tropas australianas, que han desplegado varios tanques en los alrededores para evitar saqueos como el producido a primera hora, antes de la llegada de los blindados.
 
Si bien la tarde de este martes se registraron incidentes en la zona del mercado, donde las bandas enfrentadas quemaron varios puestos, este miércoles la ciudad de Dili respiraba una situación de esperanza, como manifestó el presidente, Xanana Gusmao, durante su visita a un campo de refugiados.
 
En la misión católica de Dom Bosco, en el área del aeropuerto, simpatizantes de los militares rebeldes que escaparon a las montañas quemaron una casa. El inmueble es el mayor centro de refugiados con unas trece mil personas, en su mayoría de la capital, que no se atreven a regresar a sus casas ante el temor a un rebrote de la violencia.

En Internacional

    0
    comentarios