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Vinokourov se corona en La Cibeles escoltado en el podio por Valverde y Kasechkin

La 61 edición de la Vuelta a España ya tiene vencedor oficial. El kazako Alexandre Vinokourov (Astaná-Würth), a sus 33 años, se ha apuntado su primera gran carrera y ha dejado con la miel en los labios a Alejandro Valverde (Illes Balears), que durante muchas etapas vistió el jersey oro de líder. El murciano, que sigue dominando la clasificación del ProTour, ha acabado por delante de Andrey Kashechkin, compañero y compatriota del flamante vencedor. La vigésima primera y última etapa, el tradicional paseo por las calles de Madrid, ha sido para todo un veterano como el alemán Erik Zabel (Milram).
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La 61 edición de la Vuelta a España ya tiene vencedor oficial. El kazako Alexandre Vinokourov (Astaná-Würth), a sus 33 años, se ha apuntado su primera gran carrera y ha dejado con la miel en los labios a Alejandro Valverde (Illes Balears), que durante muchas etapas vistió el jersey oro de líder. El murciano, que sigue dominando la clasificación del ProTour, ha acabado por delante de Andrey Kashechkin, compañero y compatriota del flamante vencedor. La vigésima primera y última etapa, el tradicional paseo por las calles de Madrid, ha sido para todo un veterano como el alemán Erik Zabel (Milram).CONSULTE LAS CLASIFICACIONES
L D (EFE) Vinokourov, en un año difícil para él y su equipo -excluido del Tour-, conquistó en La Cibeles un éxito que faltaba en un palmarés rico en carreras de una semana (París-Niza) y en clásicas (Lieja-Bastoña-Lieja y la Amstel Gold Race). Le faltaba una carrera larga para confirmarse entre los grandes de la historia y ésta le ha llegado a los diez años como profesional. Ídolo nacional en su país, empezó en 1997 en las filas del equipo francés Casino, y solo un año después ya tenía 6 victorias en su palmarés. En 2000 ganó la primera de sus 4 etapas en la Vuelta con la camiseta del Telekom alemán, donde permaneció 6 temporadas a la sombra de Ullrich, lo que le impidió demostrar su enorme talento, el mismo que le mantuvo solo un año en el campo aficionado.

En 2006 asumió los galones del Liberty Seguros, y a partir de ahí los escándalos del dopaje le cambiaron al Astaná. Del Tour salió hundido y necesitaba demostrarse que podía luchar por una grande. Al primer intento subió a lo más alto del cajón. La Vuelta se rindió al mejor, al corredor que nunca se dio por vencido. Salió malparado en la primera etapa de montaña, pero supo remontar. Sus exhibiciones en la montaña andaluza (Granada y La Pandera) y en la contrarreloj de Rivas cimentaron la base de su gloria. Le ganó el pulso al español Alejandro Valverde, que reconoció "la fuerza de Vinokourov, que ha sido el mejor y hay que felicitarle".
 
El murciano hubo de conformarse con la segunda plaza y Kashechkin completó la foto de honor como tercero y revelación de la carrera, aparte de joya del ciclismo para el futuro inmediato. Ahora el reto de Vinokourov será ganar el Tour de Francia, y para ello se prepara su equipo, que no para de fichar grandes corredores para que estén a su servicio: los alemanes Kloden y Kessler, íntimos amigos del kazako, o el italiano Savoldelli.

 Erik Zabel, a sus 36 años, se hizo con la victoria en Madrid, "la primera última etapa" que gana en su dilatada carrera en una e las grandes. Había sido 8 veces segundo entre París, Milán y la capital española, y en esta ocasión levantó los brazos en Cibeles, donde la diosa de la Tierra, de la fecundidad de la agricultura, iluminó al entrañable berlinés, que marcó un tiempo de 3:40:47. La segunda plaza fue para el noruego Thor Hushovd y la tercera para el francés Aurelien Clerc. Así se cerró una jornada de trámite, festiva, de homenaje a un kazako rubio, tímido y poco hablador que escuchó emocionado el himno de su país, junto a su bandera, la que ya consta con letras de oro en el mapa del mejor ciclismo.

El cuadro de honor lo completó el español Egoi Martínez (Discovery) como rey de la montaña, Hushovd como ganador de la clasificación por puntos, Vinokourov también ganó la combinada y el mejor equipo fue el Discovery. Se cerró una Vuelta emocionante, de calidad, divertida, que sirvió para recuperar alguna dosis de credibilidad en un deporte que languidece, que dejó el recuerdo de la batalla Vinokourov-Valverde y que toca madera para que el esprint final no tenga que repetirse entre las probetas de un laboratorio.

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