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Miles de personas se concentran frente al Parlamento húngaro por sexta noche consecutiva para exigir la dimisión de Gyurcsány

Más de 6.000 personas se congregaron este viernes de forma pacífica en la plaza Kossuth, ante la sede del Parlamento húngaro, para reclamar la dimisión del primer ministro socialdemócrata, Ferenc Gyurcsány y su gobierno. Esta es la sexta noche consecutiva en que los manifestantes se reúnen ante el Legislativo para exigir la renuncia de Gyurcsány, que admitió en una conversación privada ante la cúpula de su partido haber mentido para ganar las pasadas elecciones parlamentarias de abril.

L D (EFE) Respecto a los días anteriores el cambio más importante es que los organizadores decidieron controlar este viernes los discursos pronunciados en la megafonía y si los oradores pueden subir o no al escenario para hablar a la multitud.

Desde el escenario principal de la plaza los oradores critican la política del gobierno y los manifestantes, cuando oyen el nombre de Gyurcsány, contestan con pitidos y abucheos. Diferentes organizaciones que simpatizan con los manifestantes apoyan la concentración con diferentes servicios, como por ejemplo la Asociación de Productores Agrícolas (MAGOSZ), cuyos representantes reparten gratis la típica sopa magiar, el "gulyás".

La multitud porta simbología variada y junto a las banderas decoradas con el símbolo de la paz, aparecen las de ultraderechistas, como la insignia de los "Cruces Flechadas", soporte ideológico del régimen filonazi que se instaló en Hungría durante la Segunda Guerra Mundial o carteles que exigen la instauración de la monarquía.

Por otra parte, el jefe de la Policía de Budapest, Péter Gergényi, dijo en declaraciones a la televisión pública que se están buscando unas 500 personas que participaron en los disturbios los días anteriores y prometió aplicar la máxima dureza contra los radicales que utilizan la violencia en las calles de Budapest.

Por primera vez en tres días, en la madrugada de este viernes no se registraron altercados entre exaltados y la policía en las calles de Budapest. A pesar de la ola de protestas, la mayor desde la caída del comunismo en 1989, el primer ministro reiteró que no dimitirá pese a las protestas contra su gobierno porque se siente apoyado "mayoritariamente" por la población, declaró en una entrevista que publica hoy al vespertino "Le Monde".

Una encuesta publicada este viernes indica que el 57 por ciento de los ciudadanos considera que Gyurcsány no es el primer político que mintió a la población y por tanto no fue responsable de causar la actual crisis política.

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