L D (EFE) Algo más habitual empieza a resultar la presencia de hijos de inmigrantes procedentes de Marruecos, Colombia, República Dominicana y Ecuador, principalmente. Este año suponen un tercio de los 36 niños y niñas que cantarán los números de la suerte. La presencia de niños con origen extranjero en este sorteo, ha ido aumentando progresivamente a lo largo de estos últimos diez años y hace una década "sólo eran uno o dos", declaró Vázquez.
Reflejo de la cada vez más pujante colonia ecuatoriana, este año saldrán a cantar cuatro hermanos de origen ecuatoriano. Dos de ellos protagonizaron el sorteo del año pasado al dar a conocer el Gordo. Eliana, que entonces tenia 10 años, fue la encargada de cantar el número, y su hermano Daniel de extraerlo. La niña confesó posteriormente a los medios que le temblaron las manos al salir al escenario del salón donde tradicionalmente se celebra el sorteo y también dijo que había dormido mal.
El lunes, los niños ensayarán por primer vez "in situ" en el salón de loterías y tendrán su primer contacto con el nuevo bombo, que este año es un poco mayor. Pero desde noviembre vienen entonando el ya familiar "soniquete" con el que dan a conocer los números y premios. En esta edición, el más pequeño de todos ellos tiene ocho años y los mayores catorce.
La coordinación con sus compañeros, la agilidad para cantar el número, así como la búsqueda de voces lo más homogéneas posible son algunas de las características que deciden la participación de los niños en el esperado sorteo. Los imprevistos por si alguno de los niños cae enfermo o se queda sin voz también están calculados, ya que, bien "hay una pareja de reserva" o bien pueden repetir y volver a cantar, indicó Vázquez.
Los afortunados que cantan premios importantes suelen recibir regalos de alguno de los agraciados, aunque depende del año. El pasado mes de marzo, cuatro de ellos fueron invitados a pasar un fin de semana, junto a sus padres, a la localidad barcelonesa de Vic, donde cayó íntegramente el Gordo de Navidad del 2005.