LD (EFE) Fuentes médicas y de los servicios de seguridad palestinos han informado de que en la ciudad de Ramala ha tenido lugar un tiroteo después de que varios vehículos blindados del Ejército israelí penetraron en la ciudad para llevar a cabo una "operación de rutina para detener a terroristas". El objetivo era demoler con una excavadora una casa que servía de refugio de terroristas. En los enfrentamientos han muerto cuatro palestinos y otros veinte permanecen heridos.
El alto el fuego concluido entre la Autoridad Nacional Palestina (ANP) e Israel no se aplica en Cisjordania, y la parte israelí ha condicionado su extensión a esa zona a que cesen los ataques con cohetes tipo "Al-Kasam" desde Gaza. No obstante, la operación conllevaba el riesgo de desencadenar disturbios, e iba en contra de una recomendación del Gobierno israelí para evitar ese tipo de confrontaciones multitudinarias.
La operación coincide, además, con una visita a Egipto del primer ministro israelí, Ehud Olmert, para hablar precisamente con el presidente Hosni Mumarak de una posible reunión con el presidente de la ANP, Abú Mazen, para reactivar el proceso de paz.El mandatario israelí lamentó la muerte de civiles, pero defendió la necesidad de ese tipo de acciones para combatir el terrorismo, mientras Mubarak condenó la acción, y advirtió de sus consecuencias para los esfuerzos de paz.
En Gaza, continúa la violencia entre miembros de Hamas y Al-Fatah. Los combates, que se han saldado con seis muertos y cincuenta heridos, comenzaron con un asalto de terroristas de Hamas al domicilio del jefe de la Seguridad Preventiva en el norte de la franja y miembro de Al-Fatah, Mohamd Gharib, que murió en el ataque.
Tras una reunión de varias horas, Mazen y el primer ministro palestino Ismail Haniye (líder del grupo terrorista Hamas) anunciaron que en las próximas horas retirarán a sus fuerzas de las calles de las territorios palestinos para terminar con la violencia callejera. En su lugar, miles de policías serán desplegados para mantener "la ley y el orden". Haniye lamentó los "incidentes" y afirmó que "no corresponden con nuestra lucha".