L D (EFE) El siniestro ocurrió a las 23.29 horas de este domingo en una vivienda que estaba ocupada por un padre, agente de policía nacional retirado, que falleció en el acto, y su hijo, de 27 años, que murió más tarde cuando estaba siendo intervenido por traumatismos.
La explosión se produjo en una vivienda ubicada en la tercera planta de un edificio de seis alturas y provocó la caída de las fachadas del piso afectado sobre algún vehículo que circulaba por la calle y otros que estaban aparcados en la vía pública.
Testigos presenciales contaron que el joven cayó sobre un árbol situado bajo la vivienda en la Avenida del Mediterráneo, lo que pudo amortiguar el impacto. El cuerpo sin vida del fallecido quedó tendido en la calle en medio de los cascotes hasta que el juez de guardia ordenó el levantamiento del cadáver hacia la 1 de la madrugada.
La explosión causó importantes daños materiales, en especial en la vivienda en la que se produjo, de la que sólo quedaron los pilares. Las ventanas junto con las paredes y tabiques quedaron esparcidos en un radio de cien metros y alcanzaron a vehículos que estaban aparcados y que circulaban por la zona.
La deflagración afectó a las diez viviendas situadas en el número 3 de la avenida del Mediterráneo y al menos a tres del número 2, cuyos vecinos fueron evacuados y alojados en casas de familiares y amigos, y en un hotel reservado por el Ayuntamiento de Cuenca.
La explosión fue de tal magnitud que abatió las puertas de entrada de las viviendas del portal número 3, cuyo ascensor "quedó totalmente empotrado en la pared", relató el regidor conquense.
Por su parte, Pablo Muñoz informó de que la estructura del edificio, que es de hormigón, no está dañada, aunque la onda expansiva movió tabiquerías, tanto interiores como de la fachada perimetral, incluso unas medianeras que hay entre un edificio y otro. Los bomberos comenzaron las tareas de desescombro tras apagar el fuego causado por la deflagración y procedieron a asegurar y apuntalar las partes más inestables del edificio.
Hasta el lugar del suceso se desplazaron 17 bomberos con cinco vehículos, junto a efectivos de la Policía Local, Policía Nacional y Protección Civil, que acordonaron la zona y cortaron el tráfico rodado, así como ambulancias del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (SESCAM).
La explosión se oyó en buena parte de la ciudad, lo que hizo que junto al edificio siniestrado se concentraran numerosas personas y vecinos para seguir las labores de extinción y rescate.
La explosión se produjo en una vivienda ubicada en la tercera planta de un edificio de seis alturas y provocó la caída de las fachadas del piso afectado sobre algún vehículo que circulaba por la calle y otros que estaban aparcados en la vía pública.
Testigos presenciales contaron que el joven cayó sobre un árbol situado bajo la vivienda en la Avenida del Mediterráneo, lo que pudo amortiguar el impacto. El cuerpo sin vida del fallecido quedó tendido en la calle en medio de los cascotes hasta que el juez de guardia ordenó el levantamiento del cadáver hacia la 1 de la madrugada.
La explosión causó importantes daños materiales, en especial en la vivienda en la que se produjo, de la que sólo quedaron los pilares. Las ventanas junto con las paredes y tabiques quedaron esparcidos en un radio de cien metros y alcanzaron a vehículos que estaban aparcados y que circulaban por la zona.
La deflagración afectó a las diez viviendas situadas en el número 3 de la avenida del Mediterráneo y al menos a tres del número 2, cuyos vecinos fueron evacuados y alojados en casas de familiares y amigos, y en un hotel reservado por el Ayuntamiento de Cuenca.
La explosión fue de tal magnitud que abatió las puertas de entrada de las viviendas del portal número 3, cuyo ascensor "quedó totalmente empotrado en la pared", relató el regidor conquense.
Por su parte, Pablo Muñoz informó de que la estructura del edificio, que es de hormigón, no está dañada, aunque la onda expansiva movió tabiquerías, tanto interiores como de la fachada perimetral, incluso unas medianeras que hay entre un edificio y otro. Los bomberos comenzaron las tareas de desescombro tras apagar el fuego causado por la deflagración y procedieron a asegurar y apuntalar las partes más inestables del edificio.
Hasta el lugar del suceso se desplazaron 17 bomberos con cinco vehículos, junto a efectivos de la Policía Local, Policía Nacional y Protección Civil, que acordonaron la zona y cortaron el tráfico rodado, así como ambulancias del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (SESCAM).
La explosión se oyó en buena parte de la ciudad, lo que hizo que junto al edificio siniestrado se concentraran numerosas personas y vecinos para seguir las labores de extinción y rescate.