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VELA - COPA DEL AMÉRICA

El Alinghi, por Carlos Morenilla

Jueves: hoy no hay regatas. Todos los equipos que aún están en competición descansan. Todos menos uno: el Alinghi, el campeón, que entrena incansablemente esperando a su rival. ¿Quién es el Alinghi? ¿Qué posibilidades tiene cualquiera de los cuatro semifinalistas de vencerle?

L D (Carlos Morenilla/Valencia) El Alinghi es el actual campeón y, además, es el mejor barco con la mejor tripulación. Casi nunca ha perdido una regata, ni de flota, ni de Match Race. Cuando, para la anterior edición de esta copa en el año 2000, Ernesto Bertarelli decidió participar, contrató no sólo al mejor skipper  -Russell Coutts- como ya hemos dicho, sino también a todos los tripulantes de la popa del campeón neozelandés.
 
Así, sus hombres clave han participado en las seis últimas ediciones y han ganado tres. Y para los demás puestos, o para suplentes, hay tripulantes tan excepcionales como ellos. Dos españoles están en el equipo, Jordi Calafat y Juan Vila, y son verdaderos genios. Juan Vila, por ejemplo, ha sido el que más veces ha ganado la Vuelta al Mundo en el puesto de navegante. Ser navegante de regatas oceánicas, es ver en la oscuridad, saber calcular la posición con una regla y un reloj, o manejar los más complejos aparatos a bordo.
 
Cuando le preguntamos su situación en el equipo, nos dijo: “Aquí no vale sacar pecho, pues cualquiera tiene más currículum que tú”. Y así es, todos trabajan cada día como si fueran novatos. Nada se deja a la improvisación. No hay negligencia. No hay cansancio. En su agenda, los tripulantes, desde el patrón al último reserva, ya no tienen entrevistas de prensa, ni vacaciones, ni días libres: sólo la familia y el trabajo de entrenamiento.
 
Los barcos
 
El Alinghi tiene dos barcos de la versión cinco de la America´s Cup Class. Ahora entrenan un barco contra otro mientras sus rivales compiten entre sí o cuando descansan. Con el SUI 75 el año pasado fue prácticamente invencible. Derrotó a todos los desafíos que ya utilizaban sus nuevos barcos. Las veces que perdió tuvo que dar explicaciones en el sentido: “no nos hemos dejado ganar”, por lo raro que era ver llegar a meta a un rival antes que ellos. Se “esperaron a matricular” su nuevo barco hasta que les correspondió el número 100. Con el SUI 100 aún no han entrado en competición oficial, pero si, como parece razonable, es aún mejor barco que el otro, serán imbatibles.
 
Con un presupuesto ilimitado, con una voluntad de ganar irrenunciable y con una tripulación disciplinada y competente, Alinghi, pretende sin duda conservar la Copa del America tanto tiempo como la conservó el New York Yacht Club: más de cien años.
 
La magia de una palabra: “Alinghi”
 
“Alinghi” es el nombre del actual campeón de la Copa del América, como lo fue hace 156 años la goleta América. Entonces, hace siglo y medio, los armadores de aquel barco le llamaron “América” en honor al continente que iba a representar en la primera edición que se celebró en Inglaterra. Hoy, ¿qué quiere decir Alinghi? ¿Por qué se llama así, el barco de Ernesto Bertarelli, el actual campeón de la Copa del America?
 
La historia de este nombre se gestó cuando Ernesto Bertarelli era muy pequeño. Hijo de una familia suiza con recursos, solía pasar un tiempo cada año en Italia donde el clima y el paisaje es menos adusto que en su montañoso país. Él y su hermana Donata abrían los ojos al mundo con la sorpresa que inunda los ojos de los niños en una época en que lo descubren todo. A veces se decían el uno a la otra ¡mira que cosa!, ante cualquier acontecimiento u objeto inesperado que aún no sabían nombrar. Enseguida eran corregidos por sus mayores: eso se llama así, o no se mira a la gente, etc..., Entonces ellos inventaron un código para que no los corrigieran, para poder hablar libremente de sus descubrimientos: el código era llamarlos “Alinghi”. Al principio el nombre fue recibido con desconcierto por sus tutores, después con indiferencia. Y “Alinghi” se convirtió en el nombre del Arco Iris, en ese tesoro escondido que no podían tener, o en cualquier cosa que “los mayores” no debían saber.
 
Muy pronto, Ernesto Bertarelli se convirtió en un hombre con muchas responsabilidades y, como tal, esclavo de agenda y compromisos. Para él el mar es esa frontera que deseas cruzar para dejar atrás tu vida, para cambiar de universo, para realizar los sueños imposibles. Por eso a todos sus barcos les llamó siempre Alinghi, con la ilusión de un día embarcar en ellos para dar la vuelta al mundo, o marchar a realizar ilusiones inexpresadas,... como nos gustaría a cualquiera de nosotros.
 
Hoy, casi cada día, uno de los muchos barcos de sus navieras o sus cruceros termina una vuelta al Mundo de verdad, pero su Alinghi sigue esperando. Y esa palabra, gracias a su esfuerzo, se ha convertido en sinónimo del triunfo, de la excelencia y de la victoria. Por eso Alinghi es el campeón, y será muy difícil derrotarlo.
 
La sede
 
Valencia fue elegida la sede de la 32ª edición cuando en 2003 ganó Alinghi, ante la evidencia de que la Societé Nautique de Genève no podía organizarla en el Lago Leman. La ciudad ha respondido a las exigencias de esfuerzo de Bertarelli y, hoy, es probablemente la mejor sede de la historia de esta competición. Por eso y por el prurito de tratar de batir el record de desafíos en la próxima edición, el magnate suizo, ha propuesto que vuelva a ser la sede. Casi seguro que su barco volverá a ganar y Valencia será la sede de la 33 edición, pero después Alinghi designará otro lugar emblemático, otra cima imposible, que deberá ser escalada con esfuerzo.
 
En contra de lo que piensa un descorazonado Russell Coutts, Bertarelli llevará al deporte de la vela y a la America´s Cup a cotas de popularidad y seguimiento inimaginables si atendemos a los resultados de audiencia de esta edición. Cien años de Alinghi harían temblar a la FIFA, las Olimpiadas o los viajes espaciales.

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