L D (EFE) La ministra se tomó esta decisión cuando se vio apartada del liderazgo de la sección femenina de su partido, el gubernamental PML-Q, al que se integró de la mano del máximo dirigente, Shujaat Husain, según siempre el rotativo citado arriba.
Husain es el encargado, precisamente, de sofocar la crisis generada por los radicales de la Mezquita Roja, que han creado una Corte Islámica propia en Islamabad y reclaman la puesta en marcha de la "sharia" (ley islámica).
Los clérigos ya habían pedido, el pasado mes de abril, la destitución de la ministra por abrazar a su entrenador francés de parapente.
La Mezquita Roja se ha convertido en el centro reuniones de extremistas, siendo especialmente preocupantes las actividades registradas en este último mes. En venganza por la detención de uno de sus dirigentes y varios de sus seminaristas, los clérigos radicales secuestraron a cuatro policías, de los que han liberado a dos tras haber arrancado del gobierno la promesa de excarcelar, este lunes, a cuatro líderes talibanes locales.
El destino de los otros dos, sin embargo, depende de la liberación, exigida por los radicales islamistas, de un terrorista antiguo ayudante de Osama Bin Laden, Khalid Khawaja, y de otros seis estudiantes del seminario de la Mezquita Roja.
El Gobierno, según una fuente oficial, ya ha asegurado al líder de la Mezquita, Abdul Rashid Ghazi, que pondrá en libertad a Khawaja, algo que ya sólo depende de que este pague una fianza.
Este lunes, tras una noche de gran tensión en la que se barajó la posibilidad de una asalto a la Mezquita, el maestro o maulana Abdul Rasheed Ghazi reiteró que no pondrán en libertad a los dos efectivos retenidos mientras sigan miembros de su comunidad en la cárcel.
En un discurso ante sus acólitos, el maulana no perdió la ocasión para amenazar con una oleada de atentados suicidas por todo el territorio si el régimen de Pervez Musharraf ejecuta una operación de rescate en la Mezquita Roja
Después de tres meses de crisis, el pasado 10 de mayo, Husein aseguró que la situación estaba "solucionada", después de la aceptación por parte del Gobierno de la mayoría de las demandas de los radicales.
Estos pedían, entre otras cosas, la destitución de la ministra ahora dimitida, un refuerzo de la "sharia" en el país, la reconstrucción de varias mezquitas que fueron demolidas y la resolución de un aparente caso de violación.