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Germán Yanke

Para creer a Zapatero

Lo se porque me lo dijo personalmente, para disipar mis dudas: “En el País Vasco, allí donde los votos de PSOE y PP sumen uno más que los de los nacionalistas, constituiremos gobiernos con ellos. Apoyaremos a sus candidatos y aceptaremos el apoyo del PP a los nuestros”. ¿También Odón Elorza? “También”, me respondió. En la reciente campaña electoral, tratando de dejar a un lado las suspicacias de sus adversarios políticos, dijo también Zapatero que, aunque estableciese pactos en diversos lugares con Izquierda Unida, el socio en el País Vasco sería el Partido Popular. Repitió el sábado, tras la concentración de condena a los últimos asesinatos de ETA, que su objetivo son las mayorías constitucionalistas. En una entrevista reciente concedida al diario Abc, remachó: “No hay ningún margen ni horizonte de acuerdo con el PNV”. ¿Por qué no creerle si lo dice tantas veces y en tantos foros?

Convengamos, por tanto, que lo que le ocurre al secretario general del PSOE no es otra cosa que falta de sintonía con un sector de su partido en el País Vasco que, por decirlo de alguna manera, constituye un “sector crítico” en el PSOE y mantiene tesis distintas a las de Rodríguez Zapatero. Odón Elorza, por ejemplo, ya ha mantenido conversaciones con el cabeza de la lista del PNV en San Sebastián, quiere hablar con todos los partidos y adelanta que el pacto con el PP no es precisamente lo que más le gusta. El presidente de su partido en el País Vasco, Jesús Eguiguren, añade que el Plan Ibarretxe impide pactos globales con el PNV pero que, si tras la elección de alcaldes, surgiera alguna posibilidad de entendimiento con los nacionalista en algún ayuntamiento se estudiará “con toda naturalidad”. El secretario general de ese partido, Patxi López, descartó pactos globales con el PP, no desechó ninguna posibilidad al dar libertad a sus candidatos y señaló que un hipotético entendimiento con el PNV dependía de ellos, es decir, al parecer, de los nacionalistas. Pocos días antes de los últimos comicios, López advirtió a Aznar e Ibarretxe que dejaran a un lado su “prepotencia” si querían hablar de pactos con los socialistas vascos. El secretario general en Vizcaya, José Antonio Pastor, ya tenía un acuerdo con Eusko Alkartasuna en el ayuntamiento de Ortuella durante la pasada legislatura. Y, para no seguir, el secretario general del PSOE en Álava (y miembro de la Ejecutiva del partido por designación de Zapatero), abre el panorama de los acuerdos y quiere ser diputado general (a pesar de estar ocho puntos por debajo del PP) si su partido apoya al PP en el Ayuntamiento de Vitoria. Si no, dice por ahora, nada de nada. Dejo a un lado la situación en Navarra, que raya el escándalo.

Así que, creamos a Zapatero y admitamos que tiene en el País Vasco un sector crítico con opiniones divergentes a las del secretario general sobre los pactos constitucionales en esa comunidad autónoma. Admitamos también un punto de misterio ya que, en la entrevista de Abc, Zapatero afirma que “el PSE está en un proceso de diálogo y de debate con el PP sobre determinadas circunstancias de apoyo en determinadas instituciones y hay que dejar que ese proceso fluya de una manera prudente, de manera muy significativa en Álava”. ¿Quién está dialogando y debatiendo con el PP sobre estas cuestiones? Y concluyamos asimismo que, a pesar de las divergencias, Rodríguez Zapatero es buena persona: cree que las urnas le han dado la razón a Odón Elorza, apoya a Patxi López, está convencido de que Eguiguren representa la línea del PSOE, no ha reprochado sus pactos a Pastor, admite las triquiñuelas de Rojo porque “el PSE quiere y necesita gobernar instituciones importantes” (que es seguramente lo que quieren los populares de la Márgen Izquierda del Nervión en la que apoyan al PSE) y señala que no ha hablado con Lizarbe (secretario general del PSE).

Hay que creer a Zapatero. Pero no en todo. Porque, en la misma entrevista (y como han hecho también Eguiguren y Rojo), dice que su partido ha apoyado al PP en Álava a cambio de nada. A cambio de nada, no. A cambio de un acuerdo facilitado por el sentido común de Fernando Buesa, luego asesinado por ETA. A cambio de la presidencia de las Juntas Generales de Álava y de la de 6 comisiones de las mismas. Y para, con la lógica del apoyo a las listas más votadas, frenar el fascismo nacionalista. Así que a cambio de nada, no. Pero esto es poco a cambio de todo lo que hay que creerle.

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