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Alberto Recarte

Rajoy y la economía

Mariano Rajoy no ha opinado públicamente sobre cómo debería ser nuestra política económica. Aznar, por su parte, ha tomado todas las grandes decisiones económicas: desde avanzar con las privatizaciones, hasta limitar el gasto público, bajar el IRPF y lograr el equilibrio presupuestario. Y gracias al éxito de esas políticas ha podido hacer frente a los nacionalismos del País Vasco y Cataluña, construidos, en gran parte, sobre el desprecio hacia el comportamiento económico del resto de España durante todo el siglo XX.

Por eso intranquiliza no saber qué piensa Rajoy, aunque hay un factor clave en su carrera profesional que invita al optimismo. Mariano Rajoy es registrador de la propiedad, y en torno a lo que significa la protección, reconocimiento público y movilización de la propiedad privada se han formado los registros españoles, admirados e imitados, hoy, en todo el mundo.

Durante un largo periodo, la más influyente de las doctrinas económicas enseñaba que para que funcionara cualquier economía lo fundamental era que existieran mercados competitivos perfectos. Hoy el énfasis se pone, primero, en las instituciones y la propiedad privada. En este sentido, la formación de los registradores es una buena base para formular una política económica que consolide lo logrado en estos años. Pero todos sabemos que la educación no es suficiente; aún más importantes –y ojalá que Mariano Rajoy las tenga– son las virtudes de la coherencia y el coraje político.

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