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Víctor Llano

PSOE, a la disidencia ni agua

“No nos quieren ver. Nos dieron un portazo en la cara”, se quejó la disidente cubana. A Martha le costó entender tanta infamia después de 45 años de tiranía

Los amigos de Castro no pierden el tiempo. El eurodiputado socialista Miguel Ángel Martínez Martínez –presidente del Grupo de Amistad y Solidaridad con Cuba del Parlamento Europeo– viajó a La Habana a principios de la semana pasada. Le acompañaron cuatro parlamentarios europeos. Martínez Martínez y sus compañeros se entrevistaron con el vicepresidente Carlos Lage, el canciller Felipe Pérez Roque, el presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Ricardo Alarcón, el cardenal Jaime Ortega, los embajadores de la UE en Cuba y representantes de Organizaciones No Gubernamentales.
 
Si no se tratara de asunto tan siniestro, no dejaría de tener gracia lo de “Organizaciones No Gubernamentales”. En la Isla no existe nada “no gubernamental” salvo la disidencia fusilada, encarcelada y perseguida. Lo cierto es que Martínez Martínez no quiso enojar al coma-andante y se negó a recibir a sus víctimas. “Yo he venido aquí a tratar de resolver un problema, no a intentar contribuir a emponzoñar una situación", aseguró satisfecho el socialista manchego. No obstante, Martha Beatriz Roque intentó entrevistarse con el eurodiputado español y con sus extraños compañeros de viaje; pero como ya habían prometido a sus anfitriones, éstos prefirieron no perder el tiempo con ella.
 
No nos quieren ver. Nos dieron un portazo en la cara”, se quejó la disidente cubana. A Martha le costó entender tanta infamia después de 45 años de tiranía; pero es lo que pueden esperar los cubanos activistas de los derechos humanos de los parlamentarios socialistas españoles. Conociendo la trayectoria de Martínez Martínez no nos sorprende que prefiriera consolar a los carceleros. Castro y sus herederos han escogido un mal mes para dejar de esnifar pegamento. En EEUU le salieron las cosas peor de lo que esperaban. No sólo Bush fue reelegido, también un político cubano-estadounidense consiguió el acta de senador.
 
Mel Martínez –primer cubano-americano en ocupar un escaño en la Cámara Alta– presidió, junto con el secretario de Estado, Colin Powell, la “Comisión para la Asistencia a una Cuba Libre”, creada por la Casa Blanca con intención de acelerar la transición hacia la democracia en la Isla. No es que hayan conseguido mucho; la verdad, pero, al menos, no puede decirse de ellos que tengan intención de facilitarle las cosas al Monstruo de Birán. Según el congresista Díaz Balart, también de origen cubano, "la única oportunidad que tenía el régimen era que le abrieran el turismo y eso se acabó; Bush ganó, tenemos más escaños en la Cámara Baja, mantuvimos la mayoría, y ahora está Mel en el Senado”.
 
En cualquier caso, no todas son malas noticias para los verdugos. No sólo confirmaron el apoyo eterno de Martínez Martínez, también, el martes 2 de noviembre –mientras la mayoría de los estadounidenses votaban contra el terrorismo y la más siniestra de las patrañas– el Congreso español rechazó una moción presentada por el Partido Popular en la que se pedía al gobierno de José Luis Rodríguez condenar la represión del régimen comunista y apoyar a la disidencia interna cubana.
 
Y es que desde el 11 de marzo en España vamos para atrás y no paramos ni para coger impulso. No muchos se alegraron más de lo que se alegró Fidel Castro de la masacre de Madrid. Y no sólo por la debilidad que siente por los que como él son asesinos en serie, también porqueEsteban Didosiempre fue consciente de que la mayoría parlamentaria que hoy se niega a condenar sus crímenes, únicamente pudo conformarse gracias a que alguien permitió que volara muy alto la cometa asesina que acabó con la vida de 192 inocentes.  

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